18 de septiembre de 2010

Resiliencia: ¿eres resiliente?

Habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva.
ICCB, Institute on Child Resilience and Family (1994)

El ave fénix, se consumía por acción del fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas. 

"Si no tenemos líderes en Chile en parte se debe a que nuestros niños y jóvenes viven encerrados en una burbuja de cristal", dice Macarena Valdés, Directora de la Escuela de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
La especialista señala que a veces los padres confunden el cuidado de los niños con la sobreprotección, lo que se traduce en una merma de su capacidad para confrontar dificultades y salir fortalecido de ellas. "Hemos estudiado a jóvenes que pasaron por circunstancias muy severas en su entorno familiar y a pesar de ello son verdaderos guías o líderes sociales. Si bien idealmente ningún niño debiera afrontar vivencias tan difíciles como son, por ejemplo, el estar relacionado con un padre violento o una madre alcohólica, en algunas ocasiones el resultado de la convivencia con una familia disfuncional no implica necesariamente el desarrollo de patologías severas como podríamos suponer, sino, por el contrario, da la posibilidad de que surjan de eso personas resilientes, capaces de asumir las crisis como desafíos y oportunidades que les permiten ser más fuertes y hábiles en la adversidad", señala Macarena Valdés.
La resiliencia - término que se utiliza en física- se define como la capacidad para enfrentar a los estresores amortiguando su impacto. "Creemos que los niños o jóvenes deben vivir desafíos difíciles aunque protegidos , para que de ellos emerjan adultos competentes", aclara la especialista.
Una de las condiciones que marca la personalidad de un resiliente es su capacidad de ser introspectivos. "Uno puede reconocerlos porque son comprensivos, empáticos y cuentan con una clara inteligencia emocional. También son intuitivos y logran filtrar la información, es decir, frente a una situación difícil saben reconocer lo abordable y aquello en lo que lo más sano es por el momento lateralizarlo", comenta.
Asimismo, los resilientes viven con un sentido de propósito y futuro. Ello implica que están conscientes de que existen "por" y "para" algo. "Son optimistas frente a la vida a pesar de sus malas experiencias y aunque tienen o tuvieron cientos de oportunidades para decir 'no estoy ni ahí', su sentido del humor y creatividad les ayuda a rescatar lo positivo del dolor y seguir adelante", agrega. Respecto a la autoestima, estas personas poseen una gran confianza en sí mismos y aceptan sus fortalezas y limitaciones mucho mejor que el promedio.
"La mayoría de los jóvenes piensa que son invulnerables, que lo saben todo y por eso tienden a no evaluar correctamente los riesgos de sus acciones. En cambio, los resilientes tienen una mejor valoración de la realidad" Su alta autoestima es lo que les permite ser disidentes a pesar de las presiones del grupo.
Otra característica de los resilientes es su gran iniciativa, su aceptación de los desafíos y de situaciones complicadas. "Son personas muy curiosas que se plantean interrogantes frecuentemente, siempre están dispuestos a ayudar y a comprometerse.Lo fundamental -según la especialista- es estimular rasgos resilientes que toda persona posee para formar líderes positivos y gente que asuma lo mejor posible el estrés. Por ejemplo "Tenemos que aprender a felicitar a las personas cuando hacen algo bien o cuando se esfuerzan por hacerlo porque así estamos reforzando su autoestima. De igual manera es fundamental reconocer las cualidades del otro, sus potencialidades e iniciativas positivas, aunque esto sea mal visto en nuestra sociedad que tontamente nos califica de chupamedias cuando lo hacemos".
Otro aspecto relevante es plantear desafíos razonables. "Tenemos que establecer retos pero siempre y cuando exista la posibilidad de salir airosos de ellos. No sacamos nada con poner vallas tan altas de manera que ninguno pueda franquearlas , así como tampoco tiene sentido hacer sentir a la persona que sólo la consideramos capaz de superar pruebas sin ninguna dificultad".
Modelar el sentido del humor también fortalece la resiliencia. "Bromear con uno mismo y con lo que la vida nos pone delante es sano; muchas veces nos ayuda a darle otra mirada a esas circunstancias difíciles que nos toca atravesar", plantea Macarena Valdés. Por último, la especialista señala que los resilientes por lo general siempre tienen o han tenido algún adulto significativo que los acompaña en sus momentos más difíciles. "Es importante estar abiertos a esta posibilidad, ofrecerse como la persona flexible, icondicional y afectuosa que los aceptará y ayudará para salir adelante. Todos tenemos algo de resilientes, todos recordamos a alguien especial que nos ayudó en tiempos de crisis, debemos estar dispuestos a hacer lo mismo por los demás", acota.

Fuente: Revista Electrónica de Trabajo Social.

Veamos ahora un ejemplo práctico de cómo se aplica la resiliencia y cómo la metáfora puede ayudarnos a forjar líderes resilientes o, al menos, intentar captar las características de un auténtico resiliente e intentar aproximarlas al modelo de acción de cada uno.


La única posibilidad para el cambio es creando conciencia.