7 de septiembre de 2012

7 de septiembre. Día del Montonero


Me entero que algunos "festejarán" el día del montonero. Aunque esta sociedad ya los ha repudiado a ellos y a la violencia asesina y psicopática de esas organizaciones terroristas, vale recordar que somos un Pueblo pacífico y ya durante su accionar criminal la gente les dio la espalda.

¿Cómo es posible que se sienta orgullo por el asesinato artero, la cobardía disfrazada de acción guerrillera, la traición, el terrorismo? ¿Cómo podría sentirse orgullo de dispararle en la nuca a un policía para robarle el arma? ¿Como podría reivindicarse la voladura de un edificio, la traición a la amistad, al compañerismo, a la confianza personal, con el objetivo de matar argentinos?

¿Cómo justificar el asesinato de una persona, en la puerta de su casa, saliendo a trabajar? ¿Cómo pueden justificar una bomba un comedor, en un bar? La muerte de bebés como objetivos políticos (el hijito de Raúl Kraiselburd) o como "daños colaterales" (el crimen de la nena del Capitán Viola) ¿Desde cuándo la cobardía de una bomba merece ser reivindicada?

¿En qué mentes enfermas, por una parte, e ignorantes, por otra, puede recordarse festivamente a una organización de cobardes que traicionaron hasta la confianza de su líder y las instituciones que el Pueblo argentino había elegido?

Creo que somos millones los que los repudiamos por lo que hicieron en el pasado y por lo que hacen en el presente, entrega del patrimonio nacional, represión a quienes protestan, la existencia de patotas paraestatales, el enriquecimiento, la esclavitud moderna de los planes sociales, el cercenamiento y las trabas al goce de libertades básicas como el comercio, la iniciativa privada, la adquisición de moneda, la libre circulación, el avasallamiento de la Justicia y las instituciones, la destrucción de nuestro estilo de vida, entre otras calamidades de estos tiempos.

Aunque sin representación política, la mayoría de los ciudadanos pacíficos de este país estamos hartos, pero apostamos a que finalmente la Verdad y la Justicia imperarán por sobre un relato falso, mentiroso y acomodado a su verdadero objetivo.

Por Guillermo Bertoldi.

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