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3 de agosto de 2012

¡A desaprender, a desaprender!

Curioso karma el pertenecer a un mundo donde se nace Hamlet, se vive Sísifo y se termina Segismundo. Y complejo destino el mantener tensado y sin cortar el cordón umbilical de la nostalgia del país/paraíso al que se arribó (y el que se perdió). No es cosa ahora -ya pasó demasiado tiempo desde el Génesis- de ponerse a llorar. Fue así que cayeron los dados de la Historia y nos tocó el destino zig zag que nos tocó. Ni chino con Confucio. Ni en la Atenas matriz. Ni en la Florencia del 1500. Apenas la tardía chance de arribar frágiles y dispersos en los albores del 1800 para ver de darle de allí pa'lante como fuese. Y novatos que aún somos, es lógico que el siglo XXI nos encuentre todavía mareados, sin ritmo ni compás. 

No somos los únicos. Tampoco ve luz en su túnel el caleidoscopio originario europeo. La cantidad les recortó la calidad. Y la avaricia por el arcón les equivocó la visión. Les sucedió lo que al hombre del faro que mucho ve y poco mira. El registro "larga duración" de Occidente no resulta suficiente para dar seguridad alguna a sus habitantes. Y menos a quienes, con edad estirada con brujerías farmacéuticas, deambulan sonámbulos por una demografía alborotada. Y no saben que hacer con su tiempo. Muchos de estos animales provectos vegetan de plaza en plaza buscando compañeros para el juego de las bochas, un modo más calmo de asumir su adiós al mundo que la de abocarse a descrifrar cómo influye el capricho de los dioses en uno y en el país de uno.

En la valoración de las edades hay de todo. "Cuando se es joven se es joven toda la vida" se defendía Picasso". O "Yo soy de todas las edades" apuntaba Ezra Pòund. Y al final del ciclo surge el piadoso piropo de considerar "maestro" a todo anciano que ande rumiando en las cercanías. A mi, esta engañifa no me va. Primero, porque nunca fui animoso alumno de nada. Y segundo, porque la vocación que más me atrae es la de vivir como "ignorante in progress". Postura que suma un plus extra a mi durabilidad. Para que quede claro. Como alumno de la vida prefiero "irme a marzo" antes que ser un "traga" más de las toneladas de información fraguada y banal con que nos atosigan. Un abanderado, en suma, del desaprender perpetuo.

Esta manía me llenó de vacíos (es "loco" decirlo así, pero así brotó) y fue ampliando año tras año mi profesional idiotez. No en su acepción primera (enfermo), ni segunda (engreído), ni tercera (tonto), sino como un perfecto ejemplar de la cuarta acepción de "idiota". Esto es, "aquel que carece de instrucción". Me resistí de chico y preferí mis propios bandazos. No es broma. Soy el perfecto revés del dicho latino. En mi caso "todo lo humano me es extraño". Me atrae lo que ignoro porque me asombra. Porque me ofrece la oportunidad se seguir en éxtasis o en ascuas, y no colonizado por la educación canónica y la golosa estupidez de los bolos publicitarios. Por lo demás, no conduzco automóviles ni motos ni bicicletas. De las máquinas sólo se manejar la de afeitar y la de escribir. Y hasta llega a molestarme que a un 2 más otro 2 les esté impedido ser 5. Y ni mencionar mis actuaciónes olímpicas al tener que abordar las siempre complejas obviedades de lo práctico. Cambiarle el cuerito a una canilla puede demandarme un verano. Tal mi perfil. Tan "lento" que todavía hoy la disyuntiva infantil "¿De qué color es el caballo blanco de San Martín?" me enfrenta a un aprieto inicial y a un parate de algunos segundos.

Esta rebeldía ante las instrucciones dadas llega a ser peligrosa hasta en lo doméstico (ámbito que en mi infancia no requería "instrucción" para ser habitado). Días atrás olvidé una cuchara de metal al poner a calentar una taza de cereales con leche en el microondas. Fue peligrosísimo; no hubo registro de víctimas pues en la Zona Tecnológica de la Cocina 2012 no se encontraba persona alguna. Se me podrá criticar diciendo que mi neurosis no tiene relación con "instrucción" alguna y sí con torpeza y descuido. No me convence. De hecho, es lo que más me dicen. Y fue justo en una de esas ocasiones que reparé en lo que considero es una pista que deberé investigar. Sentí que en alguna zona de la "amígdala" de mi cerebro, una miríada de genes descorría un velo, mostrándome lo bello que era el hábitat humano antes de que los Dioses Tecnos impusieran el rocambolesco estilo actual. Y de allí surgió mi porfiada hipótesis sobre qué fue lo que obligó a la especie a "instruirse" para lo que hoy ya casi es: 7 mil millones de amebas en tubos de ensayo para un experimento que depende del capricho que le brote al Instructor que más plata ofrezca por él. Esto es, por nosotros. Yo incluido, claro.

Por Esteban Peicovich, para Perfil.com

24 de julio de 2012

¿Cómo que no hay oposición?



Conozco mujeres privadas (esto es, de otros), ideales (son mi perdición), estatales (mejor no meneallas) y "públicas" (nunca me atrajeron). Pero quien me entusiasma de viejo es una mujer cívica que conocí estos días y de la cual solo puedo dar su nombre: Marta. Ella se asume "amante total de Sarmiento" Es mona, cincuentona y además de buen castellano habla el guarani y el inglés. "Pero soy originaria de la porteñería" apunta ¿A qué se dedica Marta? A nosotros. ¿ A qué? Sí. En su medida, sola y su alma, se dedica a defendernos y descaretar a todo macanedor, prepotente y corrupto que ande visible por allí. Ella sostiene que es posible liberar al país de esa plaga..¿Cómo? Empezando de cero. Mejor dicho de uno. O de una: ella.

Marta cuenta que tras quejarse por años una mañana la iluminó una idea simplísima. La de que el país podría mejorar "bien rápido" si quienes abusan del Gobierno o patinan en el Congreso se sintieran no deudores de un voto ya emitido sino del propio ciudadano presente y puntual. Que de las vanas quejas deberíamos pasar a un contundente reclamo. Que bombos, cacerolas o rogativas a las Etéreas Señorías Sordas, no servían de nada. Lo efectivo era plantar cara ante el mismísimo chanta confirmado.

Opiné que era loable pero utópica su gesta lo que llevó a Marta a calificarme de pesimista. "La prensa debería ser portavoz de actitudes de este tipo y no bajar los brazos. Esta práctica llevará su tiempo y deberemos hacerla todos, pero de a uno. Me entiende? Y de a uno, no en grupo, pues esa es su fuerza. Hay que detectar y caer sobre el corrupto y avergonzarlo donde sea y ante quien sea. Identificarlos como se hacía con los genocidas al descubrirlos en un restaurante. Pero lo mío es individual. Tras presentación gentil, correcto pedido de escucha, y papeles en mano, les exijo explicaciones sobre trámites oscuros y absurdos públicos en los que hayan incurrido.

Marta ya tiene sitio de reunión y unos primeros acólitos con quienes enumeran en listas los vicios sociales más intolerables y los personajes responsables de casos flagrantes mantenidos en el freezer del Poder. En un libraco apuntan sus domicilios, horas de salida de Sus Despachos, agenda de actos en donde llegar hasta ellos es factible. Se trata de evitar alcancen su automóvil o alguna puerta lateral. Marta se tiene fe. "Solo nos queda la cívica lucha individual. Lo masivo fracasó" dice (casi inaugurando una corriente política). "Sólo sirve para que a unos pobres ingenuos los muelan a palos y los judicialicen". En su plan, en cambio, el indignado solitario, sin bombo, y blandiendo pruebas, golpea en el centro mismo del delito social: el chanta, el traidor, el acomodado, el corrupto. Una protesta mono foquista que acorrala al impune de turno y concientiza a los curiosos que nunca abren su boca por nada. Ella confía en su proyecto y tiene famosas acciones en su haber. "¿Sabe con quien debuté?" Y va al grano: "Con el doctor Roberto Alemann, el ex ministro de Economía. Menem se había cargado el ferrocarril y él por televisión elogió la medida de un modo retrógrado. Se le hizo ver que la gente del interior ya no tendría con que viajar, a lo cual Alemann respondió "pues que viajen en avión". Y tras recordárselo en voz alta en plena avenida Callao, se ensañó preguntándole si no le daba verguenza. Alemann se turbó, le pidió perdón y se alejó hecho un tomate. A Elsa Serrano, modista de los Menem, la atrapó cuando a poco de declararse en quiebra la pescó en Ezeiza con 15 valijas repletas. No supo que decir y salió corriendo entre los bultos.

"Quien no pudo contenerse fue Miguel Angel Broda, al que encontré de diálogo florido con dos personas en la esquina del Sheraton. Le recriminé que desde su Calificadora de Riesgo diese puntuación alta a varios bancos que quebraron días después. Su reacción confirmó el dato pues solo dijo: "Porque no te vas a la puta que te parió". Tengo muchas y diversas. "Hace poco paré al periodista Maxi Montenegro en Diagonal Norte y le pregunté porque grita, se repite y no deja hablar a sus invitados en TV. Me prometió que cambiaría de estilo. No se si lo hizo. Ahora estoy tras Aníbal Fernández: "Fijesé que llegó a decir que la inseguridad es "una sensación". Un tipo al que cuidan 8 monos y dos autos. ¿Hay cinismo mayor?".

Marta podría instalar una higiénica costumbre en el paisaje cívico del país. Y en ese caso, merecería una Medalla de Ciudadana Ilustre. Pero ya se sabe lo justos que somos. Ni a mi entrañable amigo Alberto Kattan se la dieron. Nunca conocí a un hombre privado más público que él. Un justiciero anónimo desde el amanecer a la noche. Un ejemplar de la Constitución hecho carne. Su ansiedad por verla cumplida lo compelía a ocuparse de lo que otros se desocupaban. Como abogado no dejó día sin hábeas corpus, denuncia, defensa. En los 70 un grupo japonés vino a comprar y sacrificar tres mil pingüinos para experimentar hamburguesas más afines al paladar nipón. Kattán, Santo del Medio Ambiente, fué y plantó rápido un insólito recurso de amparo. El juez lo llamó, le preguntó si estaba loco y exigió retirase el documento. Kattán se negó y el novísimo diferendo acabó en la Corte. Los tres mil pingüinos salvaron sus vidas y Kattán obtuvo eco mundial por crear las bases de los llamados Derechos Difusos que lo llevaron a la gloria del Museo de la Ley, en Colorado, EE.UU. De haber cundido su ejemplo hoy seríamos un país más prolijo. Pero no, y es de lamentar (y me incluyo en la culpa) Solo hubo un Alberto Kattán. El solito. Y sus riñones hechos pulpa en la salvaje represión de la Noche de los Bastones Largos de Onganía.

Ahora, mezclada en la masa agria y gris de Buenos Aires camina avizora Marta la Opositora Solitaria. Su fin es darle una filípica a los que se nos ríen en la cara mientras nosotros, autistas sublimes, sorbemos café lagrimeando "Qué país éste".


Por Esteban Peicovich para Perfil.com

13 de junio de 2010

¿Por qué no se cobran los penales del mundo?

¿Puede ser? Sí, está confirmado. Donde más penales se cometen no es en el Mundial sino en el Mundo. México (5 sicarios asaltan una clínica de rehabilitación y ametrallan a 19 ¡drogadictos! (sic). Afganistán ( aviones USA "borran" aldeas por cuadrícula, caiga quien caiga, soñando la lotería de que en una choza esté durmiendo Osama) Argentina: (Kristóbal López profundiza la barbarie y abulta los bolsillos alzando nuevas salas de juego en el país).
Estos diversos pero flagrantes Penales enrojecen el área más frágil y sensible del Mundo. Pero no hay jueces que los cobren. Quienes pueden arbitrar están "comprados", hacen la vista gorda, o por costumbre ancestral solo pitan en favor del más fuerte. Y en Medio Oriente el más fuerte es Israel. Su último ataque de piratería estatal a un barco de ayuda humanitaria a Gaza suspende el juicio. ¿Qué lo motivó? No hay explicación que pueda justificar el crimen cometido. El periódico Zvi Hauser de Tel Aviv (sic) tituló: "¿Nos gobiernan siete idiotas?". Se quedó corto. (Más operativo sería ahondar en esa duda e informar que cantidad de idiotas votó, y aprueba aún, a gobierno así integrado)
Riza el rizo su portavoz francés Bernard-Henry Levy pero su defensa de Israel hace agua. ¿Cómo, siendo pueblo mártir, practica el martirio con su propia familia? ¿No son (desde siempre) primos hermanos suyos el millón y medio de habitantes que acogota en Gaza? ¿Qué pulsión suicida lo lleva al crimen y de inmediato a coronarse víctima? Para peligro del mundo, y propio, en Israel se alienta el argumento loco de que el suyo es un pueblo "elegido". Pésimo augurio es coincidir con Hitler. Aquel Tercer Reich iría a durar mil años y no pasó de diez. Olvidan que primero habemus planeta y luego mundo. O todos los pueblos de la tierra son los elegidos o no lo es ninguno. Hay más de un motivo para que la Palestina alcance para los dos. Disraeli, canciller imperial y borgeano (antes de Borges) ofreció uno: “En el fondo, un árabe no es más que un judío a caballo”.
El sombrío Nethayahu no está para boutades tan claras y redobla su delirio. Prepotea, ocupa, mata, y tras quejarse urdiendo versiones falseadas que nadie le cree, se desacata ante la ONU y ofende al mundo. ¿Busca extender la superficie de la Tierra Prometida? Hay más preguntas que una. ¿Por qué al pueblo "de la Paz" lo cuida tanto el mayor país "de la Guerra"? ¿Es o no terrorismo de Estado el que se viene practicando en Gaza? ¿De qué tipo de Estado, civil o militar? ¿Por qué, si es un país más pequeño que Uruguay posee el 6º ejército mejor dotado del mundo? ¿Y por qué su descomunal despliegue de 350 aviones a reacción cuando el Líbano no posee ni siquiera uno (sic)? Se argumenta que lo hacen para neutralizar el acoso de su propio “Eje del Mal”: Siria e Irán. Pero ¿por qué desquitarse de ellos acogotando palestinos? No cierra. No es puja ideológica. Es surrealismo geopolítico y fanatismo de peligro sumo.
¿Desmantelan Gaza en reclamación por un soldado (de ocupación) secuestrado, pero…¿y quien pide por la “resurrección” de los miles de civiles palestinos muertos en los últimos años? Hombre justo a toda prueba, Daniel Barenboim lo supo anunciar: “Esto va al desastre. La única solución son dos Estados, soberanos e iguales en derechos. Lo desea el mundo". De modo similar se expresan los escritores Amos Oz y David Grossman. Anónimas voces de muchos pueblos piden a DiosAláYavé, que "no les sean indiferentes” y cobren Ya los Penales del Mundo.

Escrito por Esteban Peicovich, especial para Perfil.com

18 de abril de 2010

"Desenfunde Martínez. Yo soy de clase media"


¿Que yo soy gorila? Pero a quién se le ocurre. ¿Quién osa desmentir a Perón, quién (y el Viejo sabía) lo desestimó en carta personal que, encuadrada, luce histórica en pared de mi casa? El Viejo sabía algo más: que yo no era (ni lo quiero ser) peronista. ¿Existe en este brumoso país alguna vía del medio? Sí. Por ahora no mayor que la Cortada Carabelas. Pero existe y no deja de crecer. Va de la Avenida de los Prepotentes a la Avenida de los Nabos. Estas dos, bien se sufre, cruzan (nos mantienen en cruz) desde La Quiaca a Lapataia y de Mendoza a Martín García. Que Perón valorara (sic) que yo no fuese "ni gorila ni peronista" lo recordé estos días al remover Guillermo Martínez el avispero opinando que "Ha surgido un nuevo gorilismo en la era de los K, que consiste en rechazar todo lo que hace este gobierno por considerarlo contaminado y sospechoso".
Y sí, seguro que lo hay. De uno lado y del otro. Y que el odio a los Kirchner es "irracional" afirmó también. Así es. Lo hay. Igual de "irracional" como el odio contra quienes discrepan con los Kirchner. Ambos extremos son penosos pero no peligrosos. Son "gorilajes" de poca monta. No alcanzarán (es mi pálpito) al 10 por ciento del país. Como novelista (y bueno) Martínez sabe que no es responsable echar palabras fósforo donde hay olor a gas. "Gorila" ingresó casi naíve en la política local. Zavala Ortiz (un "petitero": habitué del Café Petit) aprovechó la popularidad del son "Deben ser los gorilas, deben ser" para usarlo de boomerang crítico durante el primer peronismo. Pero en 1955, al alfombrar de muertos la plaza de Mayo, el almirante Rojas y sus bárbaros ensangrentaron el vocablo hasta convertirlo en sinónimo de "genocida". Esta acepción criminal sigue intacta y no debe ser usada contra la muy diversa calidad de opositores al actual gobierno.
Aunque en 2010 Unos y Otros se disparan frases ásperas, no existe ni gorilismo ni antigorilismo en el sentido histórico. Sí, en cambio (y por ambos lados) un infantilismo político que nos averguenza aquí y también en el mundo. Exagera Martinez al apuntar que la clase media es "muy ostentosa" y "solo se solidariza con las clases más bajas (sic) caundo le va muy mal". Si de algún sector se insiste en criticar a los Kirchner por la exclusión y la desgracia social de 12 millones de pobres y 4 millones de indigentes, es de la clase media. A los "gorilas" (en extinción) jamás les hubiera sensibilizado ni ésta ni cualquier situación desdichada de un semejante. Aquí lo que hay, en proporción que arrojó la elección del 28 de junio, es fuerte rechazo a concretos actos contra la ley y a los ofensivos modos de personalizasr el poder. Por eso, "tenga mano tallador". Soy de clase media pero no odio. Apruebo y discrepo. Y per il dubbio, van detalles. Estoy a favor (con matices) con lo actuado en política antigenocida, Corte Suprema, PAMI, Ley de Medios, AFJP, Conicet, Ingreso ciudadano (que no universal) a la niñez. Pero no me banco el ninguneo a la exclusión, el patoterismo oficial, la corrupción, el Indec, el clientelismo, el Consejo de la Magistratura, la falta de reforma tributaria para que paguen más los que más tienen y ganan, la no eliminación del IVA a lo básico de una canasta humilde. Lo cual, mi temerario Martinez, ni es irracional ni gorila. Es el camino del medio. Ese que hasta Perón respetaba.

Por Esteban Peicovich, especial para Perfil.com

4 de abril de 2010

Digo yo... ¿Qué pensará Dios del Papa?

"A Dios debe dolerle mucho el corazón" decía Vallejo. Le sobran motivos. También para reír (vaya panzazo que le dará el robot plagiador que intenta en Suiza pasarse al otro lado del Génesis). Pero estos días debe de estar cabrero. 2000 niños abusados por curas en Irlanda. 4.000 en Estados Unidos (y un solo clérigo, Murphy, a 200 niños sordomudos) Cientos en Italia, Austria, Suiza, Alemania. Al propio hermano de Benedicto le daba por practicar ternura infantil. La pregunta no es ¿qué piensa el Papa de ésto? sino ¿que piensa Dios del Papa? ¿Derecho de pernada con niños? El Papa no sabe, no responde. Un misil de verdad le ha dado en plena Pascua. El Vaticano responde como erizo a quienes tratan el tema y desestima críticas por venir de fuera. Hago la mía desde dentro. Provengo de familia dálmata. Tomé la primera comunión. Porté la amarilla bandera papal por aprender el catecismo de memoria. La fábula del sacrificado me fascinó. Suponía que me pasaba lo mismo que a él. No eran delirios. Era “la década infame” que producía Cristitos a montones. Será por eso que sigo viendo en él a la figura más significativa de la película del mundo. Seguí sus huellas donde pude. En museos del mundo, en Jerusalén, en su viaje hacia Isis (“El hombre que murió” de David Lawrence), en su regreso (“Cristo de nuevo crucificado” de Kazantzakis) y todo un mes, recorrí el itinerario de su biografía “oficial” en Tierra Santa.

Pese a la sobrada locura del mundo, Cristo (a mi entender) contiene una esperanza de sentido que abarca a todos. Y por eso puedo sentirme a veces judío, musulmán, budista, zen y (¿acaso èl no dudó también?) también ateo. No encuentro monólogo humano más relevante que el suyo. Ni el de Hamlet, tan de todos. El de Cristo fue en el instante clave del primer Jueves Santo. Duermen los apóstoles y él se hunde en el dilema de cumplir o no el programa de su padre espiritual. O se sacrifica por los demás. O abandona y se pierde por los caminos de Judea. Se juega y asume el rol sacrificial en una de las pluscuamperfectas propuestas hechas al hombre social. Fábula traicionada. Por un lado, da origen al más bello sueño occidental: verse en el otro como a uno mismo. Por el otro, quedar de rehén de un dogma que ayuda a los mercaderes a retomar el templo y actuando como poder político absoluto ser cómplice y ejecutor de barbaries hechas en su nombre y con la cruz de símbolo.

Aquel sacrificado y estos usurpadores coinciden todavía en fechas que siguen llamándose "santas" no se sabe bien porqué. En ellas, una estética lúgubre hipnotiza a muchos con el martirio del Gólgota. Cruces, látigos, puños, martillos, clavos y cuerpo machacado arman la postal infinita con la cual traicionan al Cristo del origen. Al del sacrificio por el otro. Que 2 mil años después se teatralice y simbolice la crucifixión prueba que el martirizado aún permanece en el cadalso original y que los responsables de que así sea siguen libres y con mucha prensa a favor. En tanto quienes esperan se cumpla su palabra deben conformarse con la reiteración visual de un espectáculo: el del Calvario. No hay más que eso. Cada año lo mismo. Les pasa con Cristo como con San Cayetano. Aun así, creen y van.

Esta semana la agenda sacra y los medios batieron el parche de la efeméride tratándolo como nota de color "que mejor no meterse". Casi nadie denunció el mercado creciente y el abuso del nazareno con parodias del Gólgota, desfile de "cristos" forzudos cargando cruces (forradas de oro: triple sic) de 125 kilos, y tanto más. Lo dieron como ceremonias "de hondo fervor" (?) En país declarado católico, 2.300.000 de bonaerenses vivieron más una Pascua de Vacación que una Pascua de Resurrección. En Uruguay, que celebra estos siete días como Semana de Turismo (y feriados) su feligresía católica (que la tiene) practicó sus ritos al modo austero de siempre. Los pobres carecen de un Parque Temático como el Tierra Santa de Costanera Norte, del que se "enorgullece" Buenos Aires. Sus "creadores" son tan sensibles a la cristiandad que aún hoy, (siendo que Cristo "resucitó" ayer sábado) representan crucifixiones “extras” a un “estimable publico" que paga 30 pesos si es adulto, 20 si viejo (sic) y 12, si chico. Gente incauta que por lo bajo se codea para obtener mejor lugar y por lo alto captan con celular al desocupado en taparrabos que cumple el turno de la hora quinta. Da pena (a mí, al menos) se violente tamaño arquetipo manteniéndolo en la cruz junto a cientos de liberados de la cruz cotidiana que portan.

Gran parte de la feligresía mundial lo es por inercia, folklóre o fidelidad al Cristo presunto o real del madero. Si el mercado llega a oler que el Apocalipsis da dividendos tendremos parques temáticos del Juicio Final. Puede que entonces se nos sincere al fin la información sobre cómo fue que sucedieron las cosas primeras (y también las últimas) de este mundo. Y si a Dios le afligía, divertía, enojaba o le dolía mucho el corazón.

Especial para Pefil.com por Esteban Peicovich

28 de febrero de 2010

La Tierra está enojada porque vivimos en la Luna.


Nuestro mayor disparate es vivir en la Tierra y "estar" en la Luna. Y así nos va. En los tiempos de los cultos neanderthales, Gea o Gaia era celebrada por mágica y materna. Ahora es la Cenicienta del espacio. Un potrero del sistema solar. La Tierra 2010 desfallece en el Cosmos convertida en estación de servicio, patio trasero, supermercado o planeta cobayo.
Le suceden cientos de apocalipsis al día y solo la cuida un greenpeace. Se la ignora hasta el absurdo de llamarla Tierra cuando lo justo sería sincerarla como Planeta Agua que es. Nuestro descuido por su salud es criminal. Enviamos cohetes con barbijos para preservar la pureza del polvo lunar mientras dejamos que un cisterna de 18 metros prepotee sobre ella cargado de aeronafta.
Son ya miles los años dedicados a oficializar esta crueldad. Otro tanto, a impedir se consagre una moral que contenga a todos los seres vivos por igual. En todo este tiempo, pinos, insectos, ballenas, pájaros, rosas y hasta la rata, han ejercido su rol con una conmovedora responsabilidad. Nosostros no. Entre nos, lo extraterrestre difuso cotiza más que lo aborigen cierto. Hasta los poetas le han cantado mas a la Luna que a la Tierra.
Chapitas espaciales, nos atrae más zambullirnos en lo remoto para dar con gente improbable, que tocar el timbre del vecino y sorprenderlo con un “Voy al mercado. ¿Necesitan algo?” Nos va más el más allá. Estirar el cuello hasta las vecindades del Sol, llenar de botellas el cosmos, coleccionar chismes celestes, acariciar la piel achicharrada de Marte.
Mientras tanto, al planeta que lo creme el rayo ultravioleta, le defolien el pulmón vegetal, le empetrolen el mar. Planeta golpeado, Gaia sobrevive por milagro a ese depredador llamado Historia que consiste en oleadas de sangre y olvido corriendo embretadas por avenidas a las que se las denomina (vaya chiste) civilización tal o civilización cual. Quienes pasan por ser sus más conspicuos héroes, lo fueron por dedicar afán y siglos, a perturbar el equilibrio del magma, del hielo, del mar, de la lava, de las fechas de las estaciones.
Todo con ojo frío, marciano, ajeno, y experimentos de terror, como el del átomo. Una es la gloriosa aventura de conocer ríos, crisantemos o pájaros. Otra, ofender la vitalidad de la Tierra que además de portarnos como pasajeros incorregibles, debe cumplir agendas que le marca el sistema solar.
Girar como lo hace "vestida"de perpetuo azul y cada tanto, como estos días, obligada por leyes solares a liberar energía, acomodar los tensores de la gravedad o (lo peor) reaccionar a tiempo ante el despropósito creciente de los 7.000 millones de dementes que la roen.
Cielo y tierra no entran en la mirada, y mucho menos en el universo interior, de este bicho humano que la estraga de polo a polo sin advertir que lo que le ocurre al mundo se deposita al instante en su mesita de luz. Para el animal posmo globalizado solo pesa el versículo"Por cuatro días locos que vamos a vivir".
Frase de tan alta contaminación que anula todo intento de fraguar una mínima cosmogonía, sencillita, de entrecasa, para ir esbozando (aunque sea con los dedos sobre la arena) un proyecto que bien pudiera llamarse "Génesis Dos". O aun mejor. "Hay que salvar la casa"
Como canta Franco Battiatto, lo que realmente somos, es “Provincianos de la Osa Menor/ vestidos de gris claro/ siguiendo cierta ruta en diagonal/ por la Vía Láctea”. Ser chino, lapón, keniata o lechero en Arkansas es apenas un matiz. Viajamos juntos. Codo a codo. Día a día. Basta un terremoto para que aullemos en igual racimo y en el mismo acorde. Habrá que bajar de la Luna y repoblar la Tierra. Y sentirnos viajeros del cielo, como Pascal,que lloraba al admirar el "techo" de la noche.

Por Esteban Peicovich, especial para Perfil.com.

9 de febrero de 2010

Aunque haga calor y desgobiernen los Kirchner.

Descartes hace agua. La razón patina. Un genocidio, un terremoto, una perversión, derrumba sus mejores axiomas. Hoy lo ominoso "racional" del imperio americano machaca la piel de Afganistán. Quieren borrarla del mapa. Es una mega noticia. Desde hace tiempo, una primicia permanente. Pero sobre ella solo arriban datos con cuentagotas. El mundo dedica portadas y páginas diarias a los parados de Europa y ni siquiera renglones a los incontables civiles que pulverizan las bombas racimo de USA. Descienden de aviones sin pilotos. Son conducidas por "razones" de Estado. Todo porque al planeta lo domina un animal fuera de quicio que un día inventa la razón y al siguiente el modo de utilizarla en su contra. Este esperpento no repara en gastos de destrucción. Acicateado por el miedo huye como sea y adonde sea sin importarle la ruina que ocasiona. Lo hace mediante los artilugios que diseñan los razonadores del Poder. En su demencia insiste en preguntarse si hay vida en otros planetas sin confirmar (para humanizarla) su existencia en el propio. Místicos, utópicos, juglares y campesinos claman por una historia moral. Pero al barco lo conducen mercaderes, tahures y guerreros. No hay palabra que acerque consolación. Por ahora, todavía, la Razón está en veremos. Desnuda. Pienso y aun no consigio existir entero. Espero, luego sobrevivo, es hoy la fórmula cierta y más próxima a la fragilidad de la especie. La esperanza consiste en creer que otra realidad es posible. Por ella sobrevivimos al lunes, a la guerra, al terremoto, a la corrupción, a los dioses, a lo que sea.
El operativo imperial contra Bin Laden sólo sirve para azuzar el hormiguero islámico. También el mundo (como el pez) por la boca muere. No hay rigor ni temblor. Atravesamos un campo minado con siglas y palabras de altísima sensibilidad: terror, islam, occidente, satán, bien, mal, justicia infinita, libertad duradera, fuego. No hay auxilio posible de la Razón: está fuera de servicio, es un témpano a la deriva. La furia de Estados Unidos llegó al paroxismo. La dependencia de la Otán, a la obsecuencia global. Más sinónimos fríos se agregan día a día al lenguaje del mundo. Los sustantivos flaquean. Los adjetivos engañan. Los verbos no verban. La decadencia del lenguaje es hoy mayor que nunca lo cual conspira contra el trabajo que deberá hacer la nueva generación para recuperar el timón de la especie en deriva. La historia ofrece lecciones por demás elocuentes que le sirvan de guía. Le bastará que ahonde en la mortal entrega al progreso científico que encegueció al siglo 19. Tamaño despiste derivó en las dos grandes guerras civiles europeas que se hicieron mundiales al lanzarse dos huevos de serpiente atómicos en Horoshima y Nagasaki. En este flamante y frágil siglo 21 asoman sombras parecidas. La tecnología pisa fuerte "toda la gran inocencia de la gente". Atónita, lo que al generalizar aún denominamos "humanidad" (o "ciudadanía" en los países con esbozos de vida democrática) aguarda lo porvenir sumida en un denso estupor. Ignora de que va "la cosa". Solo una fervorosa minoría (fuera y dentro) intenta ecualizar lo racional con lo sensible y mantener así bajo control pulsiones que vienen de lo oscuro de uno y de los otros. Esa minoría lleva encarnada la idea de que la esperanza en solitario no resolverá el dilema. Que solo aceptando a los nosotros "otros", dándoles la bienvenida y sumándolos, podrá esa esperanza dar sus frutos. Idea que no viene mal propagar, aunque haga calor y desgobiernen los Kirchner.

Por Esteban Peicovich para Perfil.com
Ilustración: Descartes, por Frans Hals. 

21 de diciembre de 2009

Perdón por la tristeza, pero esta Navidad hay que brindar pensando


¿Hopenhague o Copenhague? Ni una ni la otra. Magna charla de sordos. Mirada sin pasión, la humanidad es una triste jauría tras otra de nómadas, aventureros, navegantes, voladores, espeleólogos, violadores y despanzurradores de la gran vaca muda que es la Tierra. Muchos de los que pasan por ser sus más conspicuos héroes, lo fueron por dedicar afán, y siglos, a perturbar el equilibrio del magma, del hielo, del mar, y de lo que algún tiempo fue el sinfónico ciclo de sus estaciones. Todo con ojo marciano y experimentos de terror. Por un lado, la aventura de conocer ríos, crisantemos o pájaros, y por el otro la ofensa al planeta que en el cielo gira en su azul de origen y aquí obstinamos en ahogarlo en gris.
Aún sin datos sobre el Mundo y el Yo, los antiguos fabricaron Arcas en el sitio que se les inundó y asentaron su respectiva Civilización. Nosotros (ahijados de Internet) no sabemos por cual escotilla huir de la Nada ambiental. Hace agua el Arca del mundo y el Arca natal. Todo hay que decirlo: "viene rara la mano".Las "fiestas" tapan algo, no el todo. Legislará el cordero pero aún en minoría el lobo es lobo. El absurdo prepotea al sentido común. Lo institucional es circo. La justicia, timo. Cautiva, la democracia cada tanto se deja ver asomada a un ventanuco. Su rostro es de papel.
Somos no más que un país polizonte enganchado en la popa de un mundo al garete. La historia es impiadosa con las tribus que compran figuritas. Diezma a los ingenuos. Manduca a los tontos. Acaba otro año tras efímero arco iris legislativo y pronóstico de verano tramposo. La China (anciana) se hace un lifting cada día. La Argentina (bebé de 200 años) insiste en usar pañal no descartable. La Navidad es shopping. La familia un dibujo. Nos acosan (y violan) novísimos monstruos, planes chupapaises, cantos de sirena, timos electrónicos y cuentos de las mil y una noche. Y aquí sin despertar. Nadie quiere usar un raticida contra la droga. A la violencia se la integró al folklore nacional. Duele fiero decirlo pero mucho más callarlo.
Perdón por la tristeza pero esta Navidad es más para pensar que para brindar. La mayor obra cultural K (el juego) diezma pueblos, barrios, familias. Ya hay "máquinas tragamonedas" en el Congreso. Son de papel y otros valores de cambio. Inválida, ingenua, púber, la Argentina se disgrega ante el estupor de quienes ven llegar la inundación (y la indiferencia de los que aceptan lo que sea).
No es anuncio de ave negra. Ni moralina de cura viejo. Es lo que hay ante los ojos. Varones de 7 sños criados como ratitas de laboratorio para ver si alcanzan los reflejos de Messi y "salvan" la tesorería familiar. Chicas de 10 años adiestradas para debutar como vedettes. Mercaderes que tantean dar con un vino para el paladar adolescente. La infancia se vació. Una morbosa alteración (que gran parte de los medios reparte y el grueso de los padres comparte) descompone el universo de la familia nuclear sin argumento natural de recambio. El mundo ya no gira humano fuera. Aquí tampoco. Tal como va, lo "argentino" quebró. Pusimos el carro delante del burro. Habrá que inaugurar simposios en medio del quilombo en desmadre. Desacelerar locuras, retomar la huella, reanimar a Yupanqui. "No soy apto para eso. De Mozart sé muy poco" fue como rechazó un uruguayo el ministerio de Cultura que le ofreció Mujica. Aquí la cola de sabiondos llegaría a La Quiaca.

Por Esteban Peicovich para Perfil.com. 

22 de noviembre de 2009

La Santa Kirchnerización.

Sabemos cómo en 1948 supuso Orwell sería 1984. Los 36 años entre ambas fechas amplificaron el terror anunciado. Gulag, khmer rojos, dictadores africanos (y también los caseros) fijaron tendencia. De 1984 hacia aquí cayó un muro pero se alzaron cien. Hutus/tutsis, Kosovo, Gemelas, Guantánamo prueban que la demencia avanza. Que el mundo "está loco, loco, loco" y "párenlo, que me quiero bajar", dejaron de ser frases de music hall. Ahora se rezan. Y en mil idiomas.
Desde el plano piso de la Tierra, así se ve la Cosa. Desde el ojo "polifemo" de un astronauta, no. Para él, el azulado planeta natal es lo más bello del universo. Pero ¿cómo hacer para que la entera especie, en simultáneo, sienta lo mismo a la vez?. Siete billones de ojos asumiéndose, no sueltos y de a pares, si no uno solo y de una sola especie. La inmensa tarea de recuperar lo humano perdido (y tan dolido) pide un higiénico borrón.
Animar ya mismo otro relato aunque para ello deba empezar desde el taparrabos de nuevo. Volver a ir (sic) tras sol y frutos. Bailar (aunque "sea de mentira") para que llueva. Pasar ahora más rápidos y astutos por palanca, fuego, Lascaux/Altamira y abordar una versión mejorada (total, le sobra tiempo al infinito) no a partir de "las Biblias" sino de Wikipedia.
Poner en activo la memoria colectiva y promover reuniones de aldea, villa, barrio, ciudad, plaza, calle, para impedir que una minoría de "vivos" siga disponiendo del destino de una mayoría de "tontos". Esto es, regresar a la más estricta obviedad de todo hábito, necesidad y equidad local y mundial. A "sol" sumar "persona" como segunda palabra originaria. Deshacernos del estático destino de objetos y vivir como sujetos. No reducidos a simples seres mortales, como hoy, sino ampliados a seres vitales y mortales a la vez. Que así somos por dentro y Eso es lo que nos impiden ejercer. Sola, la tecnología opera como espejito de colores. Si uno no cambia ¿qué cambia?
El idioma boquea. Lo verbos no verban. La fonética amordaza al diccionario. Mueren decenas de vocablos por día. Mercaderes, políticos, cuánticos, genéticos y digitales convierten a animales parlantes en adictos a objetos cambiantes. Así es como nos mantienen ahora en silencio. La tecnología matriz fue y es la palabra. Dar nombre a lo imaginado y trabajarlo hasta incluirlo (ya operativo) en la realidad. Hoy ignoramos dónde fue que dejamos o perdimos el Yo. La historia del mundo asiste a un "posible" nuevo parto fenomenal de época. Dependerá de cómo se actúe en conjunto para que ese "posible" se concrete. Según avisa la Carta de la Tierra, la humanidad debe escoger entre el Futuro o la Nada. De seguir como va, el Futuro es la Nada.
O se aborda esta crisis en una alianza que incluya a "todos" o la devastación de la diversidad de la vida será un hecho. Por el calentamiento global hasta las flores cada día florecen más rápido. Lo cual no es dato "bello" sino trágico como otros miles de desórdenes naturales más que llevan a la Nada. En la historieta local (siempre pionera) esta "Nada" echó raíces hace rato. País "nabo" como pocos, tolera de modo autista que un psicótico se haya metido al país en Su Bolsillo, reescriba la Constitución a placer y arme tinglados que lo oficialicen para el 2011. Claro que también pasan otras cosas. Diputados nacionales impulsan declarar el 23 de junio Día Nacional del Hincha de Fútbol. Y otros, más prácticos, el concretar una ONG de Barras Bravas. ¿Otra vez los mazorqueros? Sí. Viva la Santa Kirchnerización.

Por Esteban Peicovich, escritor y periodista. Especial para Perfil.com

8 de noviembre de 2009

La conversación ya fue.

Jibarizar el idioma. Cerrar la boca anestesiando el límbico. Imponer la mudez. Tal la misión de los capangas de esta época. Al igual que cinta sin fin impide dormir a los pollos para engordarlos más rápido, la tecnología perfecciona chirimbolos para clonar muñecos. De carne y hueso, pero que no digan ni mus. Cortaron el ducto que lleva de la idea a la lengua redireccionando el cerebro a los dedos. Teclado mata diccionario. La conversación ya fue.
Cuando en Madrid di la mano al famoso robot petiso de Honda descubrí que el mamífero (yo) y el robótico (él) sucumbíamos en igual trampa. Empezaron por él. Luego me replicaron a mi. Venir, se veía venir. Décadas dedicadas a descerebrar la historia. A suplantar el imaginario de base por un Olimpo de plástico. Superman desbancó a Prometeo. Mickey a Orfeo. El merchandising de Disney copó el planeta. Sabios símbolos de siglos acabaron en iconoquitos de morondanga que hoy titilan y emboban desde el plasma. Nada que pensar. Nada que sentir. Estridencias, siglas, quejidos en un botiquín de 500 vocablos multiuso. Léxico para pasar de un punto de control a otro punto de control. Al Homo Automaticus ya no lo asusta nada. Hasta el Diablo (en otras infancias un activo profesional del terror) es hoy un gilipollas que no asusta ni a un cura. Replicantes mundiales y locales 2009 acatan a gusto lo que les echen. Si antes, tener ruedas, rayos y manubrio, diferenciaba a una bicicleta de una abuela, hoy un terrorista bien puede vestir chilaba, gritar Viva Alá y asesinar a 13 soldados en Texas y ser un coronel USA con problemas de Edipo.
Tan devaluado está todo, que semana a semana inmensas noticias muertas, sin descifrar, procesar ni enterrar, se pudren delante de nuestra cara. Es la tercera guerra mundial asordada que caracolea sin que nadie la trate como tal. Aunque de pronto algún pífano resuena donde nadie lo espera: "No es nuestra guerra. Es su guerra. Ustedes tuvieron un 11 de septiembre. Nosotros en Pakistán estamos teniendo un 11 de septiembre diario" aleccionó a Hillary una periodista local que la interpeló en su visita. La Clinton ni mosqueó. Varias veces al día aviones "invisible" Predator sin piloto borran del mapa aldeas afganas y tampoco Obama mosquea. Ser hoy líder mundial es esconder ballenas en el placard y no darse por enterado. Lo suyo es montar tinglados de anestesia: ilusión olímpica, incursión marciana, excursión genética. Esta semana concretaron otro juguete soñado. La pistola que congela. Arma compasiva que escarcha el "fuera" (ojos, cara, piel, músculos) y deja el "dentro" al natural. Víctima perfecta. Higiénica. No grita. No hiede.
Aquí, en cambio, distraen al parvulario con el burro, la noria y la zanahoria. En acto delirante (con Himno Nacional cantado por empleados de Adidas y azafatas blanquicelestes) el Zar Impoluto de la AFA presentó la nueva Camiseta Patria de la Selección. Ahora (átese primero el cinturón de seguridad) lea: en el espaldar luce (¿?) un sol radiante y la frase "Coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir". Créase o no, aún nadie lo enjuició a Grondona. Pobre patria mía. Pobre patria nuestra.

Por Esteban Peicovich, Especial para Perfil.com