Sabemos cómo en 1948 supuso Orwell sería 1984. Los 36 años entre ambas fechas amplificaron el terror anunciado. Gulag, khmer rojos, dictadores africanos (y también los caseros) fijaron tendencia. De 1984 hacia aquí cayó un muro pero se alzaron cien. Hutus/tutsis, Kosovo, Gemelas, Guantánamo prueban que la demencia avanza. Que el mundo "está loco, loco, loco" y "párenlo, que me quiero bajar", dejaron de ser frases de music hall. Ahora se rezan. Y en mil idiomas.
Desde el plano piso de la Tierra, así se ve la Cosa. Desde el ojo "polifemo" de un astronauta, no. Para él, el azulado planeta natal es lo más bello del universo. Pero ¿cómo hacer para que la entera especie, en simultáneo, sienta lo mismo a la vez?. Siete billones de ojos asumiéndose, no sueltos y de a pares, si no uno solo y de una sola especie. La inmensa tarea de recuperar lo humano perdido (y tan dolido) pide un higiénico borrón.
Animar ya mismo otro relato aunque para ello deba empezar desde el taparrabos de nuevo. Volver a ir (sic) tras sol y frutos. Bailar (aunque "sea de mentira") para que llueva. Pasar ahora más rápidos y astutos por palanca, fuego, Lascaux/Altamira y abordar una versión mejorada (total, le sobra tiempo al infinito) no a partir de "las Biblias" sino de Wikipedia.
Poner en activo la memoria colectiva y promover reuniones de aldea, villa, barrio, ciudad, plaza, calle, para impedir que una minoría de "vivos" siga disponiendo del destino de una mayoría de "tontos". Esto es, regresar a la más estricta obviedad de todo hábito, necesidad y equidad local y mundial. A "sol" sumar "persona" como segunda palabra originaria. Deshacernos del estático destino de objetos y vivir como sujetos. No reducidos a simples seres mortales, como hoy, sino ampliados a seres vitales y mortales a la vez. Que así somos por dentro y Eso es lo que nos impiden ejercer. Sola, la tecnología opera como espejito de colores. Si uno no cambia ¿qué cambia?
El idioma boquea. Lo verbos no verban. La fonética amordaza al diccionario. Mueren decenas de vocablos por día. Mercaderes, políticos, cuánticos, genéticos y digitales convierten a animales parlantes en adictos a objetos cambiantes. Así es como nos mantienen ahora en silencio. La tecnología matriz fue y es la palabra. Dar nombre a lo imaginado y trabajarlo hasta incluirlo (ya operativo) en la realidad. Hoy ignoramos dónde fue que dejamos o perdimos el Yo. La historia del mundo asiste a un "posible" nuevo parto fenomenal de época. Dependerá de cómo se actúe en conjunto para que ese "posible" se concrete. Según avisa la Carta de la Tierra, la humanidad debe escoger entre el Futuro o la Nada. De seguir como va, el Futuro es la Nada.
O se aborda esta crisis en una alianza que incluya a "todos" o la devastación de la diversidad de la vida será un hecho. Por el calentamiento global hasta las flores cada día florecen más rápido. Lo cual no es dato "bello" sino trágico como otros miles de desórdenes naturales más que llevan a la Nada. En la historieta local (siempre pionera) esta "Nada" echó raíces hace rato. País "nabo" como pocos, tolera de modo autista que un psicótico se haya metido al país en Su Bolsillo, reescriba la Constitución a placer y arme tinglados que lo oficialicen para el 2011. Claro que también pasan otras cosas. Diputados nacionales impulsan declarar el 23 de junio Día Nacional del Hincha de Fútbol. Y otros, más prácticos, el concretar una ONG de Barras Bravas. ¿Otra vez los mazorqueros? Sí. Viva la Santa Kirchnerización.
Por Esteban Peicovich, escritor y periodista. Especial para Perfil.com
Desde el plano piso de la Tierra, así se ve la Cosa. Desde el ojo "polifemo" de un astronauta, no. Para él, el azulado planeta natal es lo más bello del universo. Pero ¿cómo hacer para que la entera especie, en simultáneo, sienta lo mismo a la vez?. Siete billones de ojos asumiéndose, no sueltos y de a pares, si no uno solo y de una sola especie. La inmensa tarea de recuperar lo humano perdido (y tan dolido) pide un higiénico borrón.
Animar ya mismo otro relato aunque para ello deba empezar desde el taparrabos de nuevo. Volver a ir (sic) tras sol y frutos. Bailar (aunque "sea de mentira") para que llueva. Pasar ahora más rápidos y astutos por palanca, fuego, Lascaux/Altamira y abordar una versión mejorada (total, le sobra tiempo al infinito) no a partir de "las Biblias" sino de Wikipedia.
Poner en activo la memoria colectiva y promover reuniones de aldea, villa, barrio, ciudad, plaza, calle, para impedir que una minoría de "vivos" siga disponiendo del destino de una mayoría de "tontos". Esto es, regresar a la más estricta obviedad de todo hábito, necesidad y equidad local y mundial. A "sol" sumar "persona" como segunda palabra originaria. Deshacernos del estático destino de objetos y vivir como sujetos. No reducidos a simples seres mortales, como hoy, sino ampliados a seres vitales y mortales a la vez. Que así somos por dentro y Eso es lo que nos impiden ejercer. Sola, la tecnología opera como espejito de colores. Si uno no cambia ¿qué cambia?
El idioma boquea. Lo verbos no verban. La fonética amordaza al diccionario. Mueren decenas de vocablos por día. Mercaderes, políticos, cuánticos, genéticos y digitales convierten a animales parlantes en adictos a objetos cambiantes. Así es como nos mantienen ahora en silencio. La tecnología matriz fue y es la palabra. Dar nombre a lo imaginado y trabajarlo hasta incluirlo (ya operativo) en la realidad. Hoy ignoramos dónde fue que dejamos o perdimos el Yo. La historia del mundo asiste a un "posible" nuevo parto fenomenal de época. Dependerá de cómo se actúe en conjunto para que ese "posible" se concrete. Según avisa la Carta de la Tierra, la humanidad debe escoger entre el Futuro o la Nada. De seguir como va, el Futuro es la Nada.
O se aborda esta crisis en una alianza que incluya a "todos" o la devastación de la diversidad de la vida será un hecho. Por el calentamiento global hasta las flores cada día florecen más rápido. Lo cual no es dato "bello" sino trágico como otros miles de desórdenes naturales más que llevan a la Nada. En la historieta local (siempre pionera) esta "Nada" echó raíces hace rato. País "nabo" como pocos, tolera de modo autista que un psicótico se haya metido al país en Su Bolsillo, reescriba la Constitución a placer y arme tinglados que lo oficialicen para el 2011. Claro que también pasan otras cosas. Diputados nacionales impulsan declarar el 23 de junio Día Nacional del Hincha de Fútbol. Y otros, más prácticos, el concretar una ONG de Barras Bravas. ¿Otra vez los mazorqueros? Sí. Viva la Santa Kirchnerización.
Por Esteban Peicovich, escritor y periodista. Especial para Perfil.com
1 comentario:
Dura verdad. Pero es tal y como lo planteas. Conciencia ACTIVA es lo que necesitamos... acción concreta en la vida propia, en el día a día, en nuestro entorno más íntimo, en la red social en que estamos insertos. E influir y educar allí. Es difícil no amilanarse, no sentir que se lucha contra un coloso invencible... dan ganas de quedarse en las personales 4 paredes, llorar de impotencia, dan ganas de la anarquía absoluta, derrocar al sistema completo y como tu dices en el post, regresar al inicio.
Comparto absolutamente tu visión y agradezco tu visita a La Cala.
Un abrazo fraterno!
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