
Los medios de protección que la Constitución nos proporciona, son la libertad, los privilegios y recompensas conciliables con la libertad.
Los argentinos hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente. Se nos alentó a consumir sin producir.
Nuestras ciudades capitales son escuelas de vagancia de quienes se desparraman por el resto del territorio, después de haberse educado entre las fiestas, la jarana y la disipación.
Nuestro pueblo no carece de alimentos, sino de educación, y por eso tenemos pauperismo mental.
En realidad, nuestro pueblo argentino se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
Sobre todo, se muere de pereza, es decir, de abundancia.
Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
El origen de la riqueza son el trabajo y el capital, ¿qué duda cabe de que la ociosidad es el manantial de la miseria?
La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las provincias argentinas.
Es preciso marcarla de infamia: ella engendra la miseria y el atraso mental de los cuales surgen los tiranos y la guerra civil, que serían imposibles en medio del progreso y la mejora del pueblo.
Juan Bautista Alberdi, bajo el alias de Figarillo.
Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina
Marzo de 1855
Sistema Económico y Rentístico de la Confederación Argentina
Marzo de 1855