12 de diciembre de 2010

Hasta que no ames a un animal, tu alma estará dormida.

Por Rosa Montero, para Clarín.
Me llega por Internet una de esas típicas presentaciones con música y fotos. La mayoría de estos trabajos me parecen cursis, pero éste está bien hecho. Proviene de Cádiz, lo firma una tal María Larissa y es muy sencillo: una serie de estupendas fotos de fauna salvaje y unas cuantas frases de personajes ilustres sobre los animales.
Son unas citas en general bien escogidas, y algunas me parecieron especialmente agudas. Como ésta del escritor francés Anatole France: "Hasta que no hayas amado a un animal, parte de tu alma estará dormida".
No conocía esa reflexión sobre los animales y me ha impresionado. Siempre me han gustado los animales, pero no conviví con uno (no amé a uno) hasta hace más o menos treinta años, que fue cuando tuve mi primer perro. Y sí, Anatole France tiene razón: a partir de aquel momento, algo se despertó en mí. Algo que yo ignoraba se hizo presente. Fue como develar una porción del mundo que antaño estaba oculta, o como añadirle una nueva dimensión.
Convivir con un animal te hace más sabio. El famoso naturalista David Attenborough me dijo en una entrevista que uno de los momentos más intensos y conmovedores de su existencia fue cuando se encontró en mitad de la selva de Ruanda con un gorila de las montañas, un enorme espalda plateada, y los dos se miraron a los ojos y se reconocieron, por encima del abismo de las especies. En esa mirada cabe el Universo. Esto no quiere decir, naturalmente, que todos los amantes de los animales sean, por el mero hecho de serlo, gente maravillosa. De todos es sabido que Hitler adoraba a los perros y que sentía mucha más angustia ante la agonía de una langosta en la cacerola (en el Tercer Reich hubo leyes que prohibían cocer vivos a los crustáceos) que ante el gaseamiento de un niño judío. Y es que el ser humano es una criatura caótica y enferma, capaz de contradicciones de este calibre.
Pero lo que sí parece cierto es lo contrario: que los individuos que son crueles con los animales son muy mala gente. De hecho, una investigación multidisciplinar que se hizo en Escocia hace algunos años demostró que la mayoría de los sujetos que habían sido denunciados por maltrato animal habían cometido también crímenes violentos contra otras personas.
El animalismo, en fin, que es como se denomina el movimiento en pro de los derechos de los otros animales, es un producto moral e intelectualmente refinado. Quiero decir que la conciencia animalista forma parte del proceso de civilización, y que cuanto más culta y democrática sea una sociedad, menos cruel será con todos los seres vivos. "Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales", decía con tino Mahatma Gandhi.
Una última cita. Pertenece a George T. Angell, un abogado estadounidense del siglo XIX que fue uno de los pioneros en la lucha animalista: "A veces me preguntan: ¿por qué inviertes todo ese tiempo y dinero hablando de la amabilidad con los animales cuando existe tanta crueldad hacia el hombre? A lo que yo respondo: estoy trabajando en las raíces". Sí, hay que trabajar en las raíces si de verdad aspiramos a ser un poco mejores.


Nota: El archivo en cuestión se llama Reino Animal, pueden descargarlo desde aquí, desde SLIDESHARE. El pps original lleva música. Buscalo. También puede interesarte ver otras frases abrementes en este post. 
La foto corresponde al post "La mejor foto del mundo".

6 comentarios:

Hilda dijo...

Oliver X, no podría estar más de acuerdo contigo. Un día defendí a un hamster y justo alguien me decia que porque defendía a un animal, le contesté algo similar a lo que tú dijiste. Y si, yo lo he visto muchas veces, la gente que escruel con los animales, lo es con las personas.

saludos. Hilda

OliverX dijo...

Hola, querida Hilda!
Esta nota pertenece a una cronista argentina, por supuesto que coincido con ella en un todo.
Hace honor al esfuerzo que muchos proteccionistas hacemos a diario por crear conciencia acerca de la capacidad de sentir de todos los animales sin distinción de especie, lo cual nos, no sólo en la simple mortalidad de nuestras existencias, sino también en las posibilidad de dar y recibir amor.
Un abrazo!

Erica dijo...

Muy buenas las reflexiones que citaste. El homfre egocéntrico es el que ejerce violencia ahacia otros seres. En cambio, el hombre logra evolucionar cuando reconoce a sus hermanos, hombres y animales, y logra amarlos como a sí mismo.
Besos!

OliverX dijo...

Amén, Erica. ;)

Besos!

Mabel G. dijo...

La única evolución posible, debe estar basada en el respeto hacia todos los seres que habitan este planeta y a través de ese respeto, vendrá el amor (para aquellos que no lo sienten naturalmente).
Como atea que soy, no creo en dioses, ni creo en almas, pero estoy convencida que el ser humano puede, si quiere, hacer el bien en su entorno, AQUI, en la tierra y ese bien sólo puede ser aplicado si se respetan a todos los seres vivos.
Yo no creo en "premios" ni "castigos" después de la muerte, sólo sé que amo a todos los seres que forman mi entorno y en este fugaz momento de mi paso por el mundo, debo luchar con todas mis fuerzas para protegerlos de la maldad de algunos humanos.
Un abrazo.

OliverX dijo...

Mabel G.
Bienvenida! El principio o regla de oro, "no hagas lo que no te gusta que te hagan" pone de relieve nuestra necesidad de ponernos en los zapatos del otro y desde allí comprender nuestras diferencias y similitudes.
El amor animal es universal y entender su esencia nos acerca un poquito más a esa evolución que algún día llegará la humanidad.
Aunque no lo veamos, es imperioso que hagamos lo correcto, sin importar nuestras capacidades o egos.
Lo maravilloso y poderoso de cada ser humano es que somos capaces de provocar infinitos efectos mariposa con nuestras acciones.
Habrá que seguir creando conciencia, ¿quién sabe? quizás nos cruzamos con quien tiene esa posibilidad de impactar en más gente y lograr ese cambio de paradigma evolutivo que comprenda y respete a todos los seres del planeta y a la Tierra misma.
Abrazos fraternos!