Un niño puede ser un ejemplo del individuo o el agente, aún poco moldeado por las estructuras y dispuesto a verse involucrado por ellas o resistirse.
Veamos qué sucede con Luiz Antonio...
Luiz Antonio no le gusta comer animales porque sencillamente no entiende que deban ser sacrificados para que él se alimente. Según su visión le alcanza con el arroz y la papa que hay en el plato. Su escasa comprensión de la vida y la muerte, las cadenas alimentarias, las necesidades nutricionales y demás argumentos que cualquier de ustedes pueden estar argumentándose en este momento, no existen para él.
Sobre esa premisa básica de respeto a la vida animal, por empatía directa, Luiz Antonio se abstiene de comerlos. Esa es la base de la discusión de vegetarianos y veganos. Luego se le suman otros argumentos que tienen que ver con la salud, el medio ambiente y la filosofía de la práctica de la muerte por sociópatas y demás inadaptados sociales que experimentan con animales antes de faenar humanos.
En este post no voy a profundizar sobre las bondades del vegetarianismo o de la dieta vegetariana y su suficiencia nutritiva. Pueden profundizar en estos temas en este post: "Entendiendo al vegetarianismo" y este otro: "La dieta vegetariana: Proteínas".
Lo que intento afirmar con el título de este post, es poner de manifiesto la discusión académica de las Ciencias Sociales acerca de si los sujetos sociales, es decir, los humanos, estamos condicionados y moldeados por las estructuras sociales virtuales que nos contienen (familia, Estado, costumbres, hábitos, cultura, etc.) o bien somos nosotros los que moldeamos estructuras y no dependemos de ellas para actuar sino que lo hacemos a través de nuestras acciones, y son éstas las que definen, sin distinciones, al objeto de estudio de las Ciencias Sociales.
La discusión se mantiene desde hace décadas y cuestiona las posturas objetivistas y subjetivistas donde los funcionalistas, los estructuralistas y los individualistas (y sus variantes) discuten acerca del objeto de estudio de las Ciencias Sociales. ¿Son las estructuras sociales como grupos identitarios que repiten costumbres, leyes o procederes o son los individuos en su libre albedrío?
Ni la una ni la otra. La postura de la dualidad de práctica sería una solución a esta controversia. Los individuos son moldeados y a su vez, moldean a las estructuras virtuales en las que se encuentran inmersos y que no son más que construcciones sociales arbitrarias.
El poder comprender que nosotros, muy a pesar de nuestras costumbres, conocimientos, bagaje cultural, y demás lastres que traemos a lo largo de nuestra propia historia, somos capaces de cambiar de plano, toda convención o práctica social fuertemente enraizada, nos permite seguir soñando con una sociedad abierta a la búsqueda de la Verdad sin limitaciones ni dogmas.
Para no perder el foco, pensemos sobre cualquier tema, por lo menos en principio, como lo hace Luiz Antonio.
La única posibilidad para el cambio es creando conciencia.