18 de agosto de 2010

San Martín y la masonería (I)

Por Rogelio Alaniz - Para el Litoral.com


La participación de San Martín en las logias masónicas de su tiempo no es una anécdota, un detalle ornamental, sino un factor constitutivo de su personalidad política. Desde 1808, fecha de su inicio a la logia, hasta su muerte en 1850, el itinerario biográfico de San Martín está marcado por su relación con masones y su participación en diferentes logias. En Cádiz, Londres, Buenos Aires, Mendoza, Santiago, Lima, Bruselas, Escocia, París, Grand Bourg y en Boulogne sur Mer, San Martín participa de estas sociedades secretas o discretas. Desde esta perspectiva, es imposible reconstituir su vida al margen de lo que fuera su compromiso político más perdurable. 

La militancia masónica de San Martín no fue un entretenimiento, una manera elegante de distraer sus horas, un estilo ocioso y patricio. Todo lo contrario. Para él, la masonería fue una vocación ideológica y una herramienta política para llevar a cabo sus ideales de libertad. San Martín no inventa nada. La revolución americana, desde Estados Unidos al Río de la Plata, es imposible entenderla al margen de la masonería. La Revolución Francesa no se concibe sin los masones. La modernidad como tal tiene como actores privilegiados a los masones. Nuestra historia nacional, sus principales protagonistas a lo largo del siglo XIX y las primeras décadas del veinte son masones. Algo parecido ocurre en Chile, Brasil y, por supuesto, Uruguay. Es imposible entender la modernidad sin el componente cultural y político de la masonería. 

No hay biografía pública o privada de San Martín sin este reconocimiento ideológico. Masones son sus amigos íntimos, masones son los principales oficiales de su ejército y masones son sus compañeros de militancia política. Las máximas para su hija tienen el tono de la retórica masónica; su testamento utiliza los términos clásicos de los masones de su tiempo. Su proverbial reserva, el secreto con el que rodeaba sus actos, la discreción de sus declaraciones, corresponden a la clásica disciplina personal de los masones. Desconocer esta relación de San Martín es una torpeza o algo peor. En todos los casos, ninguna de las consideraciones que se hagan en esa línea alcanzan a ocultar lo evidente. San Martín, como la inmensa mayoría de los guerreros de la Independencia, fue masón. Para bien o para mal, pero es lo que fue. Sus pares fueron Miranda, Bolívar, Alvear, O’Higgins, Guido, Belgrano, Moreno. Y hay más nombres. 




Mausoleo. En un espacio cargado de interrogantes y adherido a la nave derecha de la Catedral metropolitana, yace el repatriado cuerpo de San Martín rodeado de los restos de algunos de sus principales comandantes. Foto:DYN

Como en su momento la masonería fue condenada por la Iglesia Católica, y en el siglo XIX la lucha ideológica fue muy dura, sectores católicos se esfuerzan por negar esta pertenencia ideológica de San Martín. En su tiempo esto no fue tan así. En principio, San Martín, como la mayoría de los masones, siempre se reivindicó cristiano y, en su caso particular, católico. En su correspondencia hay referencias a Dios y al “arquitecto universal”, pero como todo liberal de su tiempo, su fe no le impide ejercer la más plena libertad de conciencia.

San Martín fue católico, pero no era de misa diaria y ni siquiera puede decirse que haya sido un católico disciplinado. En Mendoza, en Santiago y en Lima, sus encontronazos con los curas realistas fueron célebres. Como los buenos liberales de su tiempo, se permitía hacer chistes sobre la Iglesia Católica, el Papa y la credulidad de algunos fieles. Como buen liberal, se jactaba de sus amistades con curas, algunos de los cuales también participaban de logias masónicas.

Discutir hoy si San Martín fue o no masón puede parecer un debate menor, pero desde el punto de vista histórico no lo es. El Padre de la patria tiene demasiado prestigio como para desinteresarse de su ideología.

Como ya es de público dominio, San Martín no siempre disfrutó de esa honra. Tuvieron que pasar muchos años y circular bastantes libros, para que los argentinos decidieran otorgarle la condición de Héroe Máximo de la Nación.


Cuando San Martín se fue de la Argentina en 1824 estaba muy lejos de ser el héroe que todos conocemos. Entonces no sólo era criticado, sino que amplios sectores de la elite porteña lo aborrecían. Cuando muere en 1850, la información que llega a Buenos Aires fue apenas una noticia. Cuando a principios de 1880 sus restos llegan a la Argentina, su prestigio había crecido, pero todavía no era absoluto. El obispo de Buenos Aires, por lo tanto, opone obstáculos teológicos para que sus restos descansen en la catedral: ¿El motivo? Su militancia masónica.

¿Es para tanto? Lo es. Un masón no puede ser recibido en tierra consagrada. Si bien el Papa condenará a la masonería oficialmente en 1884, la condena de las autoridades religiosas existía de hecho desde mucho antes. “En esta iglesia no entran perros ni masones”, era una leyenda que presidía la entrada de muchos templos católicos.

Las negociaciones para cumplir con el pedido testamentario de San Martín de que su corazón descansara en Buenos Aires, se inician apenas llegan los restos. El acuerdo al que se arriba es el producto de una negociación entre el poder político y el poder religioso. Finalmente, se acepta construir un mausoleo -Nuestra Señora de la Paz- ubicado en la nave derecha del templo y, según los entendidos, fuera del perímetro considerado sacro. Tres esculturas femeninas rodean al sarcófago, acompañado por las urnas que guardan los restos de Las Heras, Guido y el Soldado Desconocido.

Todo bien hasta acá. San Martín ha sido más o menos respetado. Sin embargo, algunos detalles no encajan. Y lo primero que no encaja es el propio sarcófago de San Martín que, además, queda inclinado, lo que provoca que la cabeza del Libertador en lugar de mirar hacia el cielo mire hacia la tierra. ¿Casualidad? Cien años después, historiadores revisionistas sostienen esa hipótesis. Según ellos, el cajón que llegó desde Francia es demasiado grande y no puede entrar en el lugar asignado. Por eso, se lo coloca en esa posición ¿Puede creerse en la casualidad en una institución que es muy celosa de los símbolos y del protocolo? Pero aceptando incluso que el cajón haya sido grande, queda pendiente otra pregunta. ¿Por qué su cabeza mira hacia la tierra y no hacia el cielo? ¿También es casualidad? ¿Un detalle menor? Para un laico o un indiferente puede ser un detalle menor, pero no para un católico celoso de su fe y de los preceptos de su fe, para quien está fuera de discusión -por lo menos para un católico beligerante de 1880 estaba fuera de discusión- que la posición de “cabeza abajo” es lo que se merece un masón predestinado al infierno.

En la misma línea opinan los católicos integristas españoles. En la época de Franco, existió una publicación llamada Editorial Nacional, donde se probaba que la mayoría de los militares españoles que fueron a guerrear a América Latina a favor de los insurrectos eran masones, y uno de los masones más distinguidos se llamaba José de San Martín. Los caballeros franquistas -despreocupados por el prestigio criollo de San Martín y de los esfuerzos de sus correligionarios argentinos por demostrar lo contrario- probaban a través de documentos su filiación masónica y, por lo tanto, su condición de traidor, confirmando mediante ese acto el principio de la derecha católica española de que todos los masones en España fueron traidores a la patria. 

(Continuará)

8 comentarios:

Ceo dijo...

Interesante el artículo, sobre todo porque amplía mis pocos conocimientos sobre la masonería, acá me dan la visión de que está compuesta por hombres íntegros, de principios, con códigos inquebrantables, no entiendo la oposición de la iglesia a estas sociedades virtuosas.
Saludos.

OliverX dijo...

Querido Maestro!
Acabo de publicar la parte II. Espero que la disfrute.
La Iglesia ha contado, desde siempre, con miembros dentro de la masonería e incluso con Papas. La persecución masónica vino a raíz de lo inaceptable de los dogmas para la mirada masónica y su percepción acerca del Estado Laico. La negativa a adscribir a ningún dogma por parte de la masonería va a en contra de los principios de toda religión.
No hay verdad revelada. No hay una verdad única ni tampoco reservada a los administradores de cualquier fé.
Esa oposición basada en la luz de la razón hizo que la masonería siempre fuera vista como una amenaza para la religión. Argumento falaz puesto que ignora el principio de tolerancia y respeto por las creencias y pensamientos de cualquier ser humano.
La educación es laica gracias a los esfuerzos de los masones que trabajaron operativamente en dicha ley.
Gran abrazo, Ceo!

Anónimo dijo...

Este domingo, en Canal 9, se dará el esperado regreso de Victor Hugo Morales a la TV argentina, con un programa que promete ser, por lo menos, polémico.

Con el nombre de “Bajada de Línea”, Victor Hugo vuelve a la TV abierta con la producción de GP Media, a cargo de Gastón Por tal. GENIAL LAS PUBLICACIONES SOBRE LA MASONERÌA, YO CREÌA QUE ERA UNA SECTA.

Lucas M. Beber dijo...

Impresionante. Y eso que me falta la segunda parte...

Muy bueno, sin dudas.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

que bueno que seria que todo el mundo vea este post. y lo lea, no que lo escanee como hacen todos los jovenes de hoy... Le dan una miradita y siguen con sus creencias sin pensar ni tratar de aprender de las opiniones contrarias a su status quo.

Mis felicitaciones al escrito. Si se me premite una pregunta ¿ alguien sabe quien es el soldado desconocido, o a que hace referencia? y si me permiten otra ¿ que quiere decir BENEDIC HEREDI TATI TUAE? ( latin, escrito en la fachada de la iglesia donde descanzan los restos de san martin, bajo la lampara. ) gracias.

OliverX dijo...

Bienvenido Cronopio!

En el frente del lado izquierdo de la Catedral dice y traduzco:
SALVUM FAC PÓPULUM TUUM, Dómine
Salva a tu pueblo, Señor,

y en el lado derecho:
et BENEDIC HEREDI TATI TUAE
y bendice tu heredad.

Son fragmentos de una oración latina. Si te gustó mucho el post, te invito a vectorizarlo! =)

Abrazos fraternos!

sandra edith dijo...

excelente comentarios bellisimo y muy instructivo
sandra edith

Anónimo dijo...

Hola.Felicitaciones por tus escritos. soy de Salta y nuestra Catedral esta plagada de simbologia masonica al igual que la legislatura y otros edificios importantes. estoy ezcribiendo un libro al respecto. La iglesia es MASONICA. Saludos...