Significan 21 muertos por día. 21 vidas que se pierden por soberbia, impunidad, impericia, viveza criolla o falta de educación. No son accidentes, son atentados a la vida. Y el Estado debe actuar intensamente para evitar que se sigan perdiendo más vidas.
Difícilmente podamos ver un cambio si no encontramos la forma de llegar a empatizar con todos aquellos que hacen de sus vehículos, armas mortales. La empatía es la forma de lograr que uno pueda imaginar el sufrir o el vivir desde el otro. Ese aquél que perdió un familiar, o está postrado, o cometió la imprudencia de salir a la ruta habiéndo tomado siquiera una gota del alcohol.
Esta semana vimos el estremecedor video de la camioneta cremita haciendo zig zag a la vida en la Ruta 11 interbalnearia, en el momento del año en que más gente circula. Pasó lo que debía pasar en esa circunstancia, chocó y mató a una persona. Falló el Estado al no poder detenerlo, habiendo sido advertido el 911 repetidas veces. Fallamos todos al ver cómo se repiten estas situaciones a cada instante, a cada hora, cada día. Y así llegamos a la fatal cifra de 7.517 argentinos muertos en 2011.
Decía Martín Caparrós, con cierta dureza en su libro Argentinismos:
“¿Saben por qué se matan, argentinos? Porque son una manga de pelotudos. Porque se creen los más vivos, los supermanes, los invulnerables. Porque se creen que, igual que este país maravilloso, están condenados al éxito y que, por más boludeces que hagan, van a terminar bien. Porque son incapaces de pensar –entre otras cosas– las consecuencias de sus actos. Así que se lanzan a la muerte con el placer de los idiotas. Háganlo, diviértanse. A nadie se puede privar del derecho de agarrar su cochecito recién lavado, levemente tuneado, abonado en incómodas cuotas o contado rabioso, preparado para producir muecas de envidia en el vecino y jadeos de deseo en las ninfetas, y reventarlo contra un poste a 200 por hora: hacerse moco a 200 por hora, un destino bien macho y argentino. Pero traten de matarse solos. Si lo lograran, saludos y buen viaje. El problema es que, en general, se las arreglan para enganchar a algún incauto y, entonces, pasan de suicidas a asesinos. ¿Y saben por qué matan, argentinos? Porque son una manga de pelotudos. Porque se creen los más vivos, los supermanes, y al resto que lo parta un rayo. Porque se creen que, igual que este país maravilloso, están condenados al éxito y que, por más boludeces que hagan, van a terminar bien. Porque son incapaces de pensar las consecuencias de sus actos –argentinos”.
Veamos cómo se trabaja en otros países para poder reducir a la mínima expresión las muertes por accidentes de tránsito. En esta oportunidad quiero mostrarles una campaña australiana realizada para el 20º aniversario de TAC (Transport Accident Commission Victoria). Cuando comenzaron en 1998, las muertes por accidentes de tránsito alcanzaban las 776 víctimas, en 2008 se redujeron a 303. Como verán la acción requiere constancia siendo un trabajo arduo y con resultados a largo plazo. Pero si no comenzamos, jamás veremos los resultados. He aquí el video:
La empatía puede hacer milagros en las personas. Usemos esta herramienta para crear conciencia. Si podemos educar en valores y ponernos en los zapatos del otro, los resultados se alcanzarán en menor tiempo. Pero no olvidemos que sin controles, no se podrá sostener ningún cambio radical en nuestra forma de vida que resulta por demás peligrosa.
La única posibilidad para el cambio es creando conciencia.
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