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24 de julio de 2012

¿Cómo que no hay oposición?



Conozco mujeres privadas (esto es, de otros), ideales (son mi perdición), estatales (mejor no meneallas) y "públicas" (nunca me atrajeron). Pero quien me entusiasma de viejo es una mujer cívica que conocí estos días y de la cual solo puedo dar su nombre: Marta. Ella se asume "amante total de Sarmiento" Es mona, cincuentona y además de buen castellano habla el guarani y el inglés. "Pero soy originaria de la porteñería" apunta ¿A qué se dedica Marta? A nosotros. ¿ A qué? Sí. En su medida, sola y su alma, se dedica a defendernos y descaretar a todo macanedor, prepotente y corrupto que ande visible por allí. Ella sostiene que es posible liberar al país de esa plaga..¿Cómo? Empezando de cero. Mejor dicho de uno. O de una: ella.

Marta cuenta que tras quejarse por años una mañana la iluminó una idea simplísima. La de que el país podría mejorar "bien rápido" si quienes abusan del Gobierno o patinan en el Congreso se sintieran no deudores de un voto ya emitido sino del propio ciudadano presente y puntual. Que de las vanas quejas deberíamos pasar a un contundente reclamo. Que bombos, cacerolas o rogativas a las Etéreas Señorías Sordas, no servían de nada. Lo efectivo era plantar cara ante el mismísimo chanta confirmado.

Opiné que era loable pero utópica su gesta lo que llevó a Marta a calificarme de pesimista. "La prensa debería ser portavoz de actitudes de este tipo y no bajar los brazos. Esta práctica llevará su tiempo y deberemos hacerla todos, pero de a uno. Me entiende? Y de a uno, no en grupo, pues esa es su fuerza. Hay que detectar y caer sobre el corrupto y avergonzarlo donde sea y ante quien sea. Identificarlos como se hacía con los genocidas al descubrirlos en un restaurante. Pero lo mío es individual. Tras presentación gentil, correcto pedido de escucha, y papeles en mano, les exijo explicaciones sobre trámites oscuros y absurdos públicos en los que hayan incurrido.

Marta ya tiene sitio de reunión y unos primeros acólitos con quienes enumeran en listas los vicios sociales más intolerables y los personajes responsables de casos flagrantes mantenidos en el freezer del Poder. En un libraco apuntan sus domicilios, horas de salida de Sus Despachos, agenda de actos en donde llegar hasta ellos es factible. Se trata de evitar alcancen su automóvil o alguna puerta lateral. Marta se tiene fe. "Solo nos queda la cívica lucha individual. Lo masivo fracasó" dice (casi inaugurando una corriente política). "Sólo sirve para que a unos pobres ingenuos los muelan a palos y los judicialicen". En su plan, en cambio, el indignado solitario, sin bombo, y blandiendo pruebas, golpea en el centro mismo del delito social: el chanta, el traidor, el acomodado, el corrupto. Una protesta mono foquista que acorrala al impune de turno y concientiza a los curiosos que nunca abren su boca por nada. Ella confía en su proyecto y tiene famosas acciones en su haber. "¿Sabe con quien debuté?" Y va al grano: "Con el doctor Roberto Alemann, el ex ministro de Economía. Menem se había cargado el ferrocarril y él por televisión elogió la medida de un modo retrógrado. Se le hizo ver que la gente del interior ya no tendría con que viajar, a lo cual Alemann respondió "pues que viajen en avión". Y tras recordárselo en voz alta en plena avenida Callao, se ensañó preguntándole si no le daba verguenza. Alemann se turbó, le pidió perdón y se alejó hecho un tomate. A Elsa Serrano, modista de los Menem, la atrapó cuando a poco de declararse en quiebra la pescó en Ezeiza con 15 valijas repletas. No supo que decir y salió corriendo entre los bultos.

"Quien no pudo contenerse fue Miguel Angel Broda, al que encontré de diálogo florido con dos personas en la esquina del Sheraton. Le recriminé que desde su Calificadora de Riesgo diese puntuación alta a varios bancos que quebraron días después. Su reacción confirmó el dato pues solo dijo: "Porque no te vas a la puta que te parió". Tengo muchas y diversas. "Hace poco paré al periodista Maxi Montenegro en Diagonal Norte y le pregunté porque grita, se repite y no deja hablar a sus invitados en TV. Me prometió que cambiaría de estilo. No se si lo hizo. Ahora estoy tras Aníbal Fernández: "Fijesé que llegó a decir que la inseguridad es "una sensación". Un tipo al que cuidan 8 monos y dos autos. ¿Hay cinismo mayor?".

Marta podría instalar una higiénica costumbre en el paisaje cívico del país. Y en ese caso, merecería una Medalla de Ciudadana Ilustre. Pero ya se sabe lo justos que somos. Ni a mi entrañable amigo Alberto Kattan se la dieron. Nunca conocí a un hombre privado más público que él. Un justiciero anónimo desde el amanecer a la noche. Un ejemplar de la Constitución hecho carne. Su ansiedad por verla cumplida lo compelía a ocuparse de lo que otros se desocupaban. Como abogado no dejó día sin hábeas corpus, denuncia, defensa. En los 70 un grupo japonés vino a comprar y sacrificar tres mil pingüinos para experimentar hamburguesas más afines al paladar nipón. Kattán, Santo del Medio Ambiente, fué y plantó rápido un insólito recurso de amparo. El juez lo llamó, le preguntó si estaba loco y exigió retirase el documento. Kattán se negó y el novísimo diferendo acabó en la Corte. Los tres mil pingüinos salvaron sus vidas y Kattán obtuvo eco mundial por crear las bases de los llamados Derechos Difusos que lo llevaron a la gloria del Museo de la Ley, en Colorado, EE.UU. De haber cundido su ejemplo hoy seríamos un país más prolijo. Pero no, y es de lamentar (y me incluyo en la culpa) Solo hubo un Alberto Kattán. El solito. Y sus riñones hechos pulpa en la salvaje represión de la Noche de los Bastones Largos de Onganía.

Ahora, mezclada en la masa agria y gris de Buenos Aires camina avizora Marta la Opositora Solitaria. Su fin es darle una filípica a los que se nos ríen en la cara mientras nosotros, autistas sublimes, sorbemos café lagrimeando "Qué país éste".


Por Esteban Peicovich para Perfil.com

15 de julio de 2012

La muñeca y el gordo.

Una lucha política entre el poder político hegemónico y los medios de comunicación, que tiene como protagonistas a la Presidente de la Nación y a su, hoy más visible, enemigo vital para su estrategia de comunicación política: Jorge Lanata. 




La arena política argentina, que se distribuye oficialmente entre escenarios institucionales como el Congreso, la Casa Rosada, -incluso monumentos patrios como la Casa de Tucumán, en el pasado 9 de Julio-, en cadenas nacionales tan frecuentes como el informe del clima, o en actos de militancia con puestas en escena dignas de un mega recital de rock, está siendo marco de una concentración intensa de una postura política que resulta hegemónica a la vista de su capacidad de comunicación y control del discurso (o relato) político.

La Presidente se erige como principal oradora en todo acto de agenda o, en su defecto, inauguración o ceremonia creada con la intención de poder continuar con una presencia casi diaria en los medios masivos de comunicación que están obligados a hacerse eco de la cadena nacional. Y cuenta el relato que le sirve a su conducción política apelando a la permanente idea maniquea de verdugos y salvadores de la Patria, en un contexto mundial donde el mundo se derrumba, en un marco donde la Globalización desnuda sus más viles intenciones junto a la timba financiera mundial. 

Lo verdaderamente preocupante ocurre en los actos patrios, conmemorativos de fechas importantes para la Nación, los cuales son desnaturalizados en su significado primigenio y resignificados en clave oficialista dejando bien en claro que la comunicación política del kirchnerismo es, fundamentalmente, sostener un relato único y ensordecedor de cualquier otro tipo de reivindicación histórica. La política partidaria oficialista se ve claramente en cada acto al que acude la Primera Mandataria y convierte a cualquier pronunciamiento o evocación histórica en un evidente acto de campaña política donde no existe la igualdad en el juego político del sistema de partidos. 

El oficialismo está suprimiendo de la escena política el debate e incluso, minimizando el impacto que puedan tener los discursos contradictorios emanados de cualquier otro actor político legitimado, ya sean políticos pronunciándose en sus propias arenas legítimas (Congreso Nacional, sedes partidarias, programas de opinión política en los medios de comunicación, etc.), o a periodistas como Jorge Lanata al que no hacen otra cosa que ponerle una marcación personal hombre a hombre, en cada lugar al que acude para desarrollar su labor periodística de investigación. 

El kirchnerismo tiene entre sus características más salientes de su habitus, la necesidad de confrontar y definir enemigos a quienes dirigir sus cañones y fusilarlos, comunicacionalmente hablando, claro está. Lanata, el Grupo Clarín, Magnetto, etc., son ejemplos de sus definidos archivillanos a quienes procuran estigmatizar permanentemente para refutar la instauración de cualquier debate político constructivo o aún peor, la evidente ausencia de la Justicia en la investigación de presuntos actos de corrupción y estafa pública.

Incluso van más allá en la aniquilación de las posibilidades de expresión de esa oposición que hoy ejerce con intensidad un personaje tan controvertido como el periodista Jorge Lanata. Mueven sus contactos en las provincias para evitar su difusión, mandando, por ejemplo, a la AFIP a perseguir a quienes den ayuda a la producción del programa, e incluso los siguen a sol y a sombra vaya donde sea que vayan. Ya pasó en Calafate, ya pasó en San Miguel de Tucumán. 

Ante esta realidad de censura (escondida bajo la figura de “cupos”) confirmada en algunas provincias como Tucumán, Catamarca, La Rioja, Entre Ríos, Santa Fe, entre otras, y más allá de demostrar una evidente preocupación de la Corporación Política por el periodismo de investigación, se genera una sensación de rechazo generalizado en la opinión pública que no hace más que perjudicar al oficialismo y engrandecer el mito de un programa como Periodismo para Todos, de Jorge Lanata que se emite por Canal 13 los domingos a las 23 horas. Que a su vez, tracciona sus investigaciones a las tapas de los diarios críticos (o enemigos) del oficialismo, del día lunes y continúan satelitando en los diversos medios a lo largo de toda la semana. 

Si hacemos un recorrido por cada uno de los programas que emitió Jorge Lanata, podemos comprobar el poder de daño que tiene su periodismo de investigación, tan ausente hasta la fecha:
  • Contó la realidad y las contradicciones entre la Presidente, Esquenazi e YPF. El pescado podrido que vende el gobierno acerca de cómo fue la maniobra para definir su estatización parcial.
  • Sacó a la luz información de la causa Boudou-Ciccone, recordemos al jubilado de Longchamps, “apoderado” de The Old Fund, empresa que controla a Ciccone Calcográfica con fondos provenientes de un paraíso fiscal y que todavía no le ha respondido a la Justicia acerca de quiénes son sus dueños. No nos olvidemos tampoco de Puerto Madero, refugio “Nacional y Popular” de la nueva dirigencia cristinista.
  • Puso en evidencia las inconsistencias y mentiras de Daniel Reposo, candidato a la Procuración General de Nación, es decir Fiscal (defensor) del Estado, quien de imparcial no tiene absolutamente nada y que difícilmente pueda seguir al frente de la SIGEN como lo hace hoy en día.
  • Mostró varias mentiras que surgieron del viaje de “intercambio” a Angola, recordemos el baile de la Presidente aleteando cual pollo, las cosechadoras NO vendidas, el empresario familiar de La Salada, Moreno pasándole letra a Cristina, vimos la realidad de una tiranía que se mantiene en el poder desde 1979, las pobres excusas de Timmerman y la negativa a recibir a los representantes de las organizaciones de Derechos Humanos en Angola.
  • Sacó a la luz las maniobras realizadas por cyberactivistas que “roban la identidad” de cientos de personas para actuar en la red Twitter a favor del gobierno, imponiendo TTs (trending topics) o atacando a opositores de forma furibunda.
  • Fue a Calafate y mostró la enorme concentración de poder y dinero que ostentan los amigos y familiares del poder kirchnerista, los terrenos fiscales que pasaron a manos oficialistas, los familiares en la Justica que no juzgan ni castigan, la presión contra aquellos que osan contrariar dicho poder, la censura y hasta el uso de “derecho de admisión” para negarle el hospedaje ya pago en un hotel de los Kirchner.
  • En otro programa trajo a la pantalla el testimonio de dos sobrevivientes de la tragedia de Once, viajando en el Sarmiento. Mostrando las mentiras y negociados, con los relatos de los empleados de los talleres, maquinistas, etc., de una trama política demasiado incómoda para el oficialismo y sus laderos Jaime, Schiavi, De Vido, Cirigliano y compañía.
  • El casting que les acercan los intendentes para los actos de la Presidente, recordemos al minero Dominguez, a la concejala Rognoni, al tambero “concejal” Iribarren, a la tucumana “auditora” Martínez, todos militantes rentados haciendo de extras y reproduciendo un discurso armado a favor de un relato que convence cada vez a menos gente. No nos olvidemos de Salustriana, a quien Lanata visitó y tuvo la oportunidad de decirle a la Presidente que no la escuchó y ni siquiera registró sus palabras.
  • Fue a Tierra del Fuego y mostró las mentiras de la industria nacional. Todo viene de China, excepto el telgopor. Una increíble manipulación del discurso a favor de una precarización de la industria nacional. Imperdible el primer Blackberry “Nacional y Popular”. Síntesis de la investigación: la producción protegida de Tierra del Fuego nos cuesta u$s 100.000 por empleado por año. Insostenible para una industria competitiva global o local. En ese mismo programa mostró como el propio oficialismo propicia la violencia contra los periodistas y ciudadanos que osan advertir las contradicciones del relato K.
  • Volvió a Santa Cruz y demostró la gravísima situación de corrupción enquistada en el poder, en manos del Gobernador Peralta, amigo personal de los Kirchner. Una investigación de nueve meses mostrando mansiones dignas de Hollywood cuyos dueños jamás trabajaron en otro lado que no fuera la administración pública provincial. También fue seguido durante toda la investigación por autos y personal vinculado con el poder K. Todo un parto para Santa Cruz, y sin embargo, el Hospital de Río Gallegos no está en condiciones para atender siquiera a Máximo Kirchner, quien debió ser trasladado en el Tango 01 para ser atendido de urgencia en el Hospital Austral en Pilar, provincia de Buenos Aires.
  • Trajo una investigación que la Justicia deberá obligadamente continuar acerca de la “AeroCámpora”, o los restos de lo que fue Aerolíneas Argentinas. El desmanejo, el abandono y el gasto irracional e irresponsable de las aeronaves es inadmisible. Recalde y Kiciloff deberán responder ante la Justicia por ello, cuando menos. En el mismo programa desnudó la realidad de los expulsados “no” militantes de La Cámpora, aquellos discriminados por no acceder a dejar el diezmo o militar en la agrupación K.
  • Se metió en los comedores de la agrupación Barrios de Pie en Laferrere, a quienes Alicia Kirchner le retiró los fondos y alimentos, y mostró la grave desnutrición de niños y niñas del conurbano. Inadmisible para una Argentina con 9 años de crecimiento ininterrumpido a tasas chinas y una producción de alimentos anual para cubrir las necesidades de 300.000.000 de personas.
  • Fue a Tucumán y desnudó la corrupción del clan Alperovich-Rojkés, la desnutrición pavorosa de los niños tucumanos cuyo futuro está condenado por la falta de nutrientes en la temprana edad, igual que en Laferrere. También los siguieron, incluso persiguieron con la AFIP a quienes recibieron a Lanata y a su producción. Dato de color: Alperovich derogó la Ley de Ética Pública por lo que puede ser robando y poniendo a sus familiares en el poder sin problemas.
  • En el programa del domingo pasado, se ocupó de la inflación, el gran problema nacional que es negado sistemáticamente por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Cifras alarmantes y hasta un índice (Índice Barrial de Precios) relevado por el Movimiento Barrios de Pie que se despliega únicamente en barrios humildes.

Resulta interesante seguir el desarrollo de esta batalla que parece ir escalando gravemente y cuyas consecuencias no parecen dejar muy bien parados al oficialismo y sus pretensiones de mantener un discurso único, en boca de la Presidente. Basta con ver cómo se ridiculiza la simbología kirchnerista en el programa PPT para comprender cómo la sacralización de la figura del ex-presidente Néstor Kirchner, va camino al ridículo, no sin reconocerle méritos al propio oficialismo, al presentar en cadena nacional y en la Casa Rosada a los muñecos de Él (con alitas) y de Ella, “sin escoba” como reconoció la Primera Mandataria en su alter ego. Disponibles en el Museo del Bicentenario para todos y todas. 

Para ver todos los programas de Lanata a la fecha, seguir el link: 

16 de junio de 2012

El imperio del Yo.

Beatriz Sarlo / Foto: Cedoc
En una situación cuyo parte médico no indica una gravedad obnubilante, a Máximo Kirchner lo fue a buscar a Santa Cruz, y lo trajo a Buenos Aires, el avión presidencial, que también lleva a Florencia de aquí para allá. Si hiciera falta una prueba que uniera a Cristina Kirchner como persona privada, madre de dos hijos, con la presidenta de la República, no habría que buscar más lejos.

Cristina Kirchner ha fusionado su vida y el poder. Esta es la explicación menos psicológica, y más política, de las intercalaciones autobiográficas con que acostumbra poner notas de color en sus discursos presidenciales, transmitidos por cadena nacional. Está convencida de que todo lo que le concierne es materia de Estado.

Hay otros ejemplos: el valor "histórico" que adjudica a todas sus iniciativas, de la escala que sean, desde las medidas inesperadas atribuidas a la coherencia de un proyecto hasta las reformas caprichosas que han transformado la Casa Rosada en una sucesión de espacios alusivos, omitiendo (que se sepa) la opinión de expertos en edificios de estilo.

Nadie podría reprocharle que dejara su marca en uno de los salones, como suelen hacer los presidentes norteamericanos. Pero de allí a la actual galería temática bajo techo hay una distancia. Ha transformado la Casa de Gobierno (de la que sólo es un huésped temporario) en el territorio de sus efímeras ocurrencias decorativas. En este rubro, no imita a los monarcas absolutos ni a presidentes, como el brasileño Kubitschek, que entregó la construcción de Brasilia a Niemeyer. No tuvo la precaución de rodearse de grandes conocedores. La seguridad sobre la importancia de todos sus pensamientos proviene de no reconocer el carácter temporario de su poder.

Vayamos a un aspecto más de fondo. La sucesión presidencial es siempre un problema, no sólo en Argentina. Pero Cristina Kirchner lo ha convertido en el pivote que ordena las obsesiones propias y ajenas. A su alrededor no crece el pasto, donde pisa no se vuelve a pisar, nadie puede tomar agua de su jagüel. Procura debilitar todas las posibilidades de quien tenga la osadía de plantearse como sucesor. Al no existir, en los hechos, el Partido Justicialista, la tarea, hasta ahora, es sencilla. Cristina Kirchner no permitirá que nadie levante medio metro del piso. Ni amigos ni aliados. El poder reside exclusivamente en su cuerpo. Está convencida de que por allí pasan las fuerzas que son el núcleo mismo del Estado, del Gobierno y de la Nación.

No es asombroso que una mujer con estas creencias cultive una enmarañada afición por la autobiografía. Lo que a ella le sucede o le ha sucedido es lo que sucede con el Estado. "Yo pienso, yo siempre pensé, yo digo, a mí se me ocurrió." De la épica colectiva nestorista se ha pasado al drama lírico. No es poco cambio.

Uno de los fundadores de la socialdemocracia, Victor Adler, escribió que el imperio austro-húngaro ejercía una especie de centralismo desordenado. La fórmula parece adecuada para el gobierno argentino. El "centralismo desordenado" a la criolla, donde todos los funcionarios se cuidan de abrir la boca sin tener direcciones precisas de la Presidenta, y, cuando se equivocan, se corrigen después de un llamado de teléfono. La comunicación es radial. Tal orden cerrado conduce a un "autocentramiento desordenado". En este cáotico invernadero, regado por el afán de hacer carrera, la obsecuencia o el miedo, crece la flor de la primera persona.

Si alguien cuenta un episodio de su vida, o pone su corazón al desnudo, es difícil hacer la pregunta más elemental: ¿y esto qué tiene que ver?, ¿a qué viene? Pequeñas anécdotas ilustrativas: "El me dijo tal cosa" o "Yo siempre le decía a El", prueban retrospectivamente de qué manera Néstor y Cristina eran sabios sin saberlo. No tiene mucho sentido pedir a las intercalaciones biográficas una incomprobable verdad. Son miniaturas personales que incluyen a hijos, esposo, infancia, adolescencia, juventud, de las que cualquiera de nosotros puede decir cualquier cosa y cuya verdad vale poco. Algunos episodios suenan muy verosímiles, otros tienen el aire de haber sido construidos para darle un toque pintoresco al discurso o llenar vacíos. Todos se apoyan en la creencia cristinista de que, desde el comienzo, tuvo una vida que, sin que ella misma lo supiera (como lo dijo alguna vez), iba a llevarla a la presidencia.

Tampoco tiene mucho sentido comprobar la verdad sociológica de las anécdotas acontecidas en el presente ni de los interlocutores de origen popular con quienes la Presidenta habla por teleconferencia. Ultimamente se dice que están preparados, que les hacen un coaching espiritual o se los elige en una especie de casting. Suena sensato. Son parte de un cuadro donde se mezclan necesidades reales y obsecuencias innecesarias. A Cristina Fernández le gusta usar la cadena nacional para mostrarse como cabecera y como puente (un milagro de la ingeniería).

Cuando Néstor Kirchner se refería al pasado lo hacía, por lo general, en tercera persona (ellos, los que lucharon, los que dieron su vida, los que nos señalaron un camino) o en primera persona del plural (nosotros los representamos a ellos hoy, hemos llegado al gobierno para hacer justicia a sus luchas). La Presidenta ha introducido una innovación llamativa: la primera persona del singular, como garantía de lo verdadero y lo justo. Por eso le resulta tan sencillo dar directivas, órdenes, retos humillantes, en todos sus discursos. Ningún político argentino, desde Sarmiento, ha utilizado la primera persona autobiográfica de modo tan exuberante y sin miramientos de cortesía. En realidad, sólo otro, o más bien otra: Elisa Carrió, que no se parece en nada a la Presidenta, pero que usa la primera persona con igual desparpajo.

Ese profundo autoconvencimiento de la trascendencia excepcional de su persona sintoniza perfectamente con un clima de época que ha girado hacia la subjetividad. La cultura del Yo caracteriza también al arte contemporáneo. La dimensión autobiográfica no necesita de validación: vale porque pertenece a un sujeto. La primera persona del singular está por todas partes y es aceptada como razón suficiente de lo que se afirma. Desde Freud, el siglo XX había aprendido a desconfiar de esa inmediatez "sincera" de la primera persona. Las últimas décadas, han dado una vuelta en ese camino. Alejados de Freud, volvimos a creer, contra toda evidencia, que el Yo siempre sabe de qué está hablando.

La Presidenta es una manifestación egregia de esta subjetividad que ha plantado bien altas sus banderas. No haré ninguna caracterización psicológica porque, precisamente, quisiera evitar ese giro subjetivo. Los adjetivos sobran porque todos los conocemos. El peor de ellos es ególatra.

Voy por otro lado. La Presidenta ha dado muestras de pensar que sólo ella conoce el camino que debe recorrer este país. Cuando Moyano afirma que sería bueno que, alguna vez, un obrero fuera presidente de la Argentina, Cristina Fernández le responde: "Yo también trabajé desde muy chica". En lugar de responder que el sindicalismo de la CGT no se parece demasiado al de Lula, contesta con el argumento de su propia vida. Todo lo que se le diga encontrará invariablemente esta coartada biográfica, el muro del personalismo.

No es raro, entonces, que una de sus frases recientes la haya iluminado de modo tan implacable. En el Día del Periodista dijo: "No doy conferencias de prensa porque no voy a declarar en mi contra". Paren a los psicoanalistas porque acá hay sustancia como para un torneo mundial de interpretaciones.

Démosle una vuelta a la frase. La Presidenta ha diagnosticado que el discurso es un arma que sólo debe utilizarse en condiciones de extremo control: palco y un solo micrófono. La autobiografía, los hechos y dichos de la vida de Cristina Fernández son un tesoro de la retórica que hay que proteger para que las efusiones y recuerdos no puedan ser heridos por una pregunta que introduzca el desorden. Por ejemplo: ¿cómo se conmemoraba en Río Gallegos, siendo Kirchner gobernador, el aniversario del 24 de marzo? Hablemos de los setenta, pero no de nuestro "Yo" en los ochenta y noventa. No voy a declarar en mi contra, es un principio leguleyo para alguien que, como la Presidenta, aprovecha tanto el giro subjetivo de la política.

No responde preguntas sencillamente porque implicaría ponerse, un instante, en la perspectiva del que interroga. Experta en monodiscurso, la Presidenta está convencida de que debe hablar siempre desde una perspectiva única. Como sabe que vivimos en una cultura que ama la biografía, ofrece versiones de su propia vida, como si un episodio juvenil o un sentimiento experimentado al azar, la anécdota banal, igual a todas, en la crianza de un hijo o la visita a una provincia, fueran el armazón defensivo de un centralismo desordenado cuya estabilidad sólo puede garantizarla la Unidad Presidencial. Si dejara la primera persona, entraría el plural nosotros. Y nosotros ¿quiénes somos? La respuesta no se encuentra únicamente en el jardín de la subjetividad autobiográfica.

Por Beatriz Sarlo para La Nación.

7 de febrero de 2012

“Ahora nuestras democracias tienen al enemigo dentro”

Por Szvetan Todorov*


"Un viaje a Argentina." y demás yerbas....:


"Una sociedad necesita conocer la Historia, no solo tener memoria. En el caso argentino, un terrorismo revolucionario precedió al terrorismo de Estado de los militares, y no se puede comprender el uno sin el otro."

La comprensión histórica. Pues una sociedad necesita conocer la Historia, no solamente tener memoria. La memoria colectiva es subjetiva: refleja las vivencias de uno de los grupos constitutivos de la sociedad; por eso puede ser utilizada por ese grupo como un medio para adquirir o reforzar una posición política. Por su parte, la Historia no se hace con un objetivo político (o si no, es una mala Historia), sino con la verdad y la justicia como únicos imperativos.

En noviembre de 2010, fui por primera vez a Buenos Aires, donde permanecí una semana. Mis impresiones del país son forzosamente superficiales. Aun así, voy a arriesgarme a transcribirlas aquí, pues sé que, a veces, al contemplar un paisaje desde lejos, divisamos cosas que a los habitantes del lugar se les escapan: es el privilegio efímero del visitante extranjero.

He escrito en varias ocasiones sobre las cuestiones que suscita la memoria de acontecimientos públicos traumatizantes: II Guerra Mundial, regímenes totalitarios, campos de concentración... Esta es sin duda la razón por la que me invitaron a visitar varios lugares vinculados a la historia reciente de Argentina. Así pues, estuve en la ESMA (Escuela Mecánica de la Armada), un cuartel que, durante los años de la última dictadura militar (1976-1983), fue transformado en centro de detención y tortura. Alrededor de 5.000 personas pasaron por este lugar, el más importante en su género, pero no el único: el número total de víctimas no se conoce con precisión, pero se estima en unas 30.000. También fui al Parque de la Memoria, a orillas del Río de la Plata, donde se ha erigido una larga estela destinada a portar los nombres de todas las víctimas de la represión (unas 10.000, por ahora). La estela representa una enorme herida que nunca se cierra.

El término "terrorismo de Estado", empleado para designar el proceso que conmemoran estos lugares, es muy apropiado. Las personas detenidas eran maltratadas en ausencia de todo marco legal. Primero, las sometían a unas torturas destinadas a arrancarles informaciones que permitieran otros arrestos. A los detenidos, les colocaban un capuchón en la cabeza para impedirles ver y oír; o, por el contrario, los mantenían en una sala con una luz cegadora y una música ensordecedora. Luego, eran ejecutados sin juicio: a menudo narcotizados y arrojados al río desde un helicóptero; así es como se convertían en "desaparecidos". Un crimen específico de la dictadura argentina fue el robo de niños: las mujeres embarazadas detenidas eran custodiadas hasta que nacían sus hijos; luego, sufrían la misma suerte que el resto de los presos. En cuanto a los niños, eran entregados en adopción a las familias de los militares o a las de sus amigos. El drama de estos niños, hoy adultos, cuyos padres adoptivos son indirectamente responsables de la muerte de sus padres biológicos, es particularmente conmovedor.

En el Catálogo institucional del parque de la Memoria, publicado hace algunos meses, se puede leer: "Indudablemente, hoy la Argentina es un país ejemplar en relación con la búsqueda de la Memoria, Verdad y Justicia". Pese a la emoción experimentada ante las huellas de la violencia pasada, no consigo suscribir esta afirmación.

En ninguno de los dos lugares que visité vi el menor signo que remitiese al contexto en el cual, en 1976, se instauró la dictadura, ni a lo que la precedió y la siguió. Ahora bien, como todos sabemos, el periodo 1973-1976 fue el de las tensiones extremas que condujeron al país al borde de la guerra civil. Los Montoneros y otros grupos de extrema izquierda organizaban asesinatos de personalidades políticas y militares, que a veces incluían a toda su familia, tomaban rehenes con el fin de obtener un rescate, volaban edificios públicos y atracaban bancos. Tras la instauración de la dictadura, obedeciendo a sus dirigentes, a menudo refugiados en el extranjero, esos mismos grupúsculos pasaron a la clandestinidad y continuaron la lucha armada. Tampoco se puede silenciar la ideología que inspiraba a esta guerrilla de extrema izquierda y al régimen que tanto anhelaba.

Como fue vencida y eliminada, no se pueden calibrar las consecuencias que hubiera tenido su victoria. Pero, a título de comparación, podemos recordar que, más o menos en el mismo momento (entre 1975 y 1979), una guerrilla de extrema izquierda se hizo con el poder en Camboya. El genocidio que desencadenó causó la muerte de alrededor de un millón y medio de personas, el 25% de la población del país. Las víctimas de la represión del terrorismo de Estado en Argentina, demasiado numerosas, representan el 0,01% de la población.

Claro está que no se puede asimilar a las víctimas reales con las víctimas potenciales. Tampoco estoy sugiriendo que la violencia de la guerrilla sea equiparable a la de la dictadura. No solo las cifras son, una vez más, desproporcionadas, sino que además los crímenes de la dictadura son particularmente graves por el hecho de ser promovidos por el aparato del Estado, garante teórico de la legalidad. No solo destruyen las vidas de los individuos, sino las mismas bases de la vida común. Sin embargo, no deja de ser cierto que un terrorismo revolucionario precedió y convivió al principio con el terrorismo de Estado, y que no se puede comprender el uno sin el otro.

En su introducción, el Catálogo del parque de la Memoria define así la ambición de este lugar: "Solo de esta manera se puede realmente entender la tragedia de hombres y mujeres y el papel que cada uno tuvo en la historia". Pero no se puede comprender el destino de esas personas sin saber por qué ideal combatían ni de qué medios se servían. El visitante ignora todo lo relativo a su vida anterior a la detención: han sido reducidas al papel de víctimas meramente pasivas que nunca tuvieron voluntad propia ni llevaron a cabo ningún acto. Se nos ofrece la oportunidad de compararlas, no de comprenderlas. Sin embargo, su tragedia va más allá de la derrota y la muerte: luchaban en nombre de una ideología que, si hubiera salido victoriosa, probablemente habría provocado tantas víctimas, si no más, como sus enemigos. En todo caso, en su mayoría, eran combatientes que sabían que asumían ciertos riesgos.

La manera de presentar el pasado en estos lugares seguramente ilustra la memoria de uno de los actores del drama, el grupo de los reprimidos; pero no se puede decir que defienda eficazmente la Verdad, ya que omite parcelas enteras de la Historia. En cuanto a la Justicia, si entendemos por tal un juicio que no se limita a los tribunales, sino que atañe a nuestras vidas, sigue siendo imperfecta: el juicio equitativo es aquel que tiene en cuenta el contexto en el que se produce un acontecimiento, sus antecedentes y sus consecuencias. En este caso, la represión ejercida por la dictadura se nos presenta aislada del resto. La cuestión que me preocupa no tiene que ver con la evaluación de las dos ideologías que se enfrentaron y siguen teniendo sus partidarios; es la de la comprensión histórica. Pues una sociedad necesita conocer la Historia, no solamente tener memoria. La memoria colectiva es subjetiva: refleja las vivencias de uno de los grupos constitutivos de la sociedad; por eso puede ser utilizada por ese grupo como un medio para adquirir o reforzar una posición política. Por su parte, la Historia no se hace con un objetivo político (o si no, es una mala Historia), sino con la verdad y la justicia como únicos imperativos. Aspira a la objetividad y establece los hechos con precisión; para los juicios que formula, se basa en la intersubjetividad, en otras palabras, intenta tener en cuenta la pluralidad de puntos de vista que se expresan en el seno de una sociedad.

La Historia nos ayuda a salir de la ilusión maniquea en la que a menudo nos encierra la memoria: la división de la humanidad en dos compartimentos estancos, buenos y malos, víctimas y verdugos, inocentes y culpables. Si no conseguimos acceder a la Historia, ¿cómo podría verse coronado por el éxito el llamamiento al "¡Nunca más!"? Cuando uno atribuye todos los errores a los otros y se cree irreprochable, está preparando el retorno de la violencia, revestida de un vocabulario nuevo, adaptada a unas circunstancias inéditas. Comprender al enemigo quiere decir también descubrir en qué nos parecemos a él. No hay que olvidar que la inmensa mayoría de los crímenes colectivos fueron cometidos en nombre del bien, la justicia y la felicidad para todos. Las causas nobles no disculpan los actos innobles.

En Argentina, varios libros debaten sobre estas cuestiones; varios encuentros han tenido lugar también entre hijos o padres de las víctimas de uno u otro terrorismo. Su impacto global sobre la sociedad es a menudo limitado, pues, por el momento, el debate está sometido a las estrategias de los partidos. Sería más conveniente que quedara en manos de la sociedad civil y que aquellos cuya palabra tiene algún prestigio, hombres y mujeres de la política, antiguos militantes de una u otra causa, sabios y escritores reconocidos, contribuyan al advenimiento de una visión más exacta y más compleja del pasado común. 

Ni fascismo ni totalitarismos. Según el pensador búlgaro, ganador del Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, las democracias hoy no tienen enemigos externos. “El poder político ya no decide nada serio”, agregó.

-Hoy las democracias ya no tienen enemigos exteriores: ni fascismo ni totalitarismos con enormes ejércitos. Ahora nuestras democracias tienen al enemigo en su interior.
-¿Quién es el enemigo?
-Sus mayores enemigos están entre sus hijos ilegítimos ganadores de una gran revolución en marcha: se trata de un cambio en el poder de dimensiones no inferiores a las revoluciones que acabaron con las monarquías absolutas para dar el poder a las nuevas soberanías populares.
-Explíquenos.
-Es un cambio inmenso hacia un nuevo orden que sustrae el poder a lo político para concentrarlo en las pocas manos que tienen el control de los mercados.
-¿Cómo?
-El poder político ya no decide nada serio. El poder real está en esas mismas manos que orientan la marcha de los mercados, porque la nueva economía globalizada escapa al control de los estados: de todos ellos.
-Para eso mismo se ha globalizado.
-En el nuevo orden, las mega corporaciones financieras y sus bancos de inversión han logrado modificar las reglas hasta aparecer como las creadoras de empleo y riqueza.
-Y si la economía de un país va mal, sus gobernantes pierden las elecciones.
-Y si un gobierno quiere regularlas, se van a otro país con inversiones y empleos.
-¿Por qué el electorado no reacciona?
-Porque esa revolución ha sido preconizada por una ideología fundamentalista ultraliberal que vincula la prosperidad a la libertad de mercados. Sostienen que no hay prosperidad sin total libertad –para ellos– de mercado. El Estado, por tanto, debe renunciar a toda regulación, es decir, a todo su poder.
-Sobre todo cuando ellos ganan.
-Es que ese fundamentalismo ultraliberal engaña, porque, en el fondo, no quiere la neutralidad real del Estado, sino que el Estado intervenga a su favor cuando lo necesiten.

* Tzvetan Todorov es semiólogo, filósofo , pensador e historiador de origen búlgaro y nacionalidad francesa. Ganador del Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.

Fuente: El País y Ñ.

4 de febrero de 2012

Preguntas que nadie responde.

A diferencia de los políticos y los religiosos, los periodistas pertenecemos a una parte de la humanidad que no tiene respuestas. Preguntar es, por eso, una manera de desobedecer: es cuestionar el discurso establecido, dudar de él, no repetir un credo ajeno, sino tratar de lograr un pensamiento propio.

Si el Gobierno aceptara el diálogo en lugar de comportarse como propietario de la verdad, me encantaría poder preguntarle alguna de las siguientes cosas:


–¿Por qué se impulsó la reelección indefinida en Santa Cruz y dicen que no van a hacerlo en la Nación?

–Si las declaraciones del entonces vicepresidente Julio Cobos le valieron el mote de “traidor”, ¿por qué no se considera traidor al vicegobernador Gabriel Mariotto cuando se enfrenta a Daniel Scioli? ¿O el traidor es Scioli (y, en ese caso, cómo explicar que un traidor fue el candidato más votado)?

–¿Cuál es la inflación real en la Argentina? ¿Los institutos oficiales de estadísticas de las provincias mienten?

–¿Las medidas de persecución frente a la compra minorista de dólares favorecieron al mercado negro?

–¿Por qué los grupos periodísticos de Szpolski y Vila-Manzano no son considerados grupos monopólicos?

–¿Cuál es el origen y evolución detallada de la fortuna presidencial y cómo logró multiplicarse de esa forma mientras Cristina fue funcionaria del Estado?

–¿Por qué Sergio Schoklender no está preso? Si se lo detuviera, ¿qué pasaría con Hebe de Bonafini?

–Si los prostíbulos no pertenecían al juez Eugenio Zaffaroni, ¿por qué canceló los contratos de alquiler después de la denuncia pública?

–Si los nietos de Ernestina Herrera de Noble no eran hijos de desaparecidos, ¿por qué la causa sigue abierta y nadie se desdijo de las acusaciones?

–¿Qué es de la vida de Antonini Wilson, Felisa Miceli y Ricardo Jaime?

–¿Ocupa el hijo del ex presidente Kirchner un lugar privilegiado en la mesa del poder? ¿Cuáles son sus antecedentes y su representatividad para hacerlo?

–¿Cuál es el verdadero origen de las peleas oficiales con los Eskenazi, de YPF, y con el banquero Jorge Brito? Si se los encontró realizando maniobras ilegales, ¿por qué no se dio participación a la Justicia? ¿El Gobierno estudia nacionalizar YPF?

–¿Existe algún informe detallado del gasto anual en el Fútbol para Todos? ¿Cuál es el organismo de control?

–Si el Gobierno impuso y mantuvo los subsidios, ¿por qué ahora los quita? ¿Por qué se volvió injusto algo que antes, en teoría, no lo era? ¿Quién controló que los montos de los subsidios fueran verdaderos? ¿Qué empresas vinculadas al Gobierno fueron favorecidas durante estos ocho años? ¿Cuál es el plan de negocios de Aerolíneas Argentinas? ¿Qué se hace para bajar su déficit?

–Si se lucha contra el narcotráfico, ¿por qué no se lleva adelante la instalación de radares?

–¿Quién controla la depredación de recursos pesqueros?

–¿Cuál ha sido, hasta ahora, la aplicación práctica de la Ley de Medios?

Sería interesante escuchar algunas de las respuestas.

Por Jorge Lanata, para perfil.com

14 de enero de 2012

La idea del poder absoluto

El estilo de la Presidenta expresa su férrea voluntad de mando

Este gobierno no teme al ridículo. La Presidenta habla con diminutivos, invoca a los espíritus, intercala parrafadas sobre sus sacrificios y su entereza, se hace poner la banda por su hija, se emociona a lo grande, festeja sus propias ocurrencias y se da todos los gustos. Los gobernantes democráticos se caracterizan precisamente por lo contrario: se la pasan dando explicaciones, pedidas generalmente por la maldita prensa. Nada más afín a las estéticas televisivas que la Presidenta. No soy la primera que lo dice; lo dijo un empresario fabricante de éxitos, que pueden no gustar a quien esto escribe, pero fijan el meridiano del público. Sin duda, toda sobreactuación está asediada por el peligro del ridículo, pero el poder es el antídoto más fuerte que se conoce. 

Hoy es de mal tono aludir a algunos aspectos del look presidencial, como si fuera una mezquindad sólo perpetrada por insidiosos, que deberían bañarse en las aguas purificadoras de la amnesia y olvidar que la Presidenta dijo a los cuatro vientos que ella "se pinta como una puerta". Los partidarios de Cristina Kirchner, que se ocupa de su look con una minucia que exige inversión de tiempo (nadie habla de dinero, por favor, nadie habla de eso), consideran una afrenta que se mencione el tema. En un mundo donde hasta Nacha Guevara blanqueó sus cirugías, cuyos efectos antes atribuía a la meditación trascendental y la comida vegetariana, hasta en este mundo, no se habla.

Hay dos razones para callar sobre este punto. La primera es que se trata de la Presidenta, cuyo luto se ha trasmutado en potente soledad, su familia se ha trasmutado en aparato político y su autoritarismo espontáneo ha sido filosóficamente procesado como ejecutivismo fuerte. La segunda es que hablar de estas cosas produce un discurso banal: ¿con el ajuste y las paritarias por delante, con los "cumpas" kirchneristas de la minería a cielo abierto, con las protestas provinciales, quién quiere ocuparse del estilo presidencial que es más flamígero que nunca, como si allí el ajuste fuera meramente una cuestión cromática.

Además, la popularidad de la Presidenta se sostiene en rasgos que son aceptados casi por aclamación, si es que las encuestas reflejan lo que sienten los ciudadanos. No la deterioran el unicato ni el nepotismo, explicado como apoyo en sus leales y en ese conmovedor artefacto privado que no tiene nada que hacer en la política: la familia. Máximo Kirchner, de quien todavía no conocemos la voz, se ha convertido en sujeto de poder, un destino sorprendente, para no decir inmerecido. Hijo de la familia presidencial, llegó allí con ese único mérito, para acentuar el carácter cortesano de las costumbres cristinistas. La sucesión genealógica o el poder del nepotismo son rasgos monárquicos de las democracias imperfectas, los gobiernos sólo formalmente constitucionales, los nuevos regímenes surgidos de crisis, los populismos personalistas. 

La Presidenta tiene una idea del poder. Ella es el centro de un cosmos cuyo orden depende de que todos los signos le estén subordinados. Por eso, nadie puede hablar sino ella, los ministros sólo comunican cuando son autorizados, los diputados (que antes eran afables, como Agustín Rossi) no tienen que ir a la televisión. Ella unifica el mensaje y supervisa todos los detalles; ella convierte a cualquier hecho en acontecimiento o pasa por alto lo que se le antoja. Imagínense el tiempo que esto insume. No se trata de una actividad secundaria sino que sobre ella reposa la esencia misma de un poder que no acepta otra cualidad que la de ser absoluto (Louis Marin, El poder y sus representaciones ). 

Cristina Kirchner se designó como "arquitecta egipcia", es decir quien construye para un poder centralizado, total y teocrático. Se trata, por supuesto de una metáfora, pero se le ocurrió a ella, no a un crítico. Como arquitecta egipcia, Cristina interviene sobre la Casa de Gobierno consagrando allí nuevos espacios: el de los Patriotas latinoamericanos, el Salón de las Mujeres, etc. Hoy, la Casa Rosada se está convirtiendo en un parque temático bajo techo, cuya curadora es, ¿quién otra?, la Presidenta.

Pero mejor lo explica ella, con el estilo habitual a estas oportunidades, llano, doméstico y un poco adolescente. Confío en que los lectores aprecien la larga cita tanto como yo: 
"Cuando decidimos restaurar la original entrada de la Casa de Gobierno, la Casa Rosada... ustedes no saben lo que era esto, un sucucho, covacha, horrendo... decidimos los colores, con qué colores recibimos a los que vienen a nuestro país, con los colores de Argentina, por eso el celeste y blanco. Este celeste, habían pintado un celeste... ¿dónde están las arquitectas, las chicas? Ahí están. Habían pintado un celeste lavandina que era horrendo. Les dije esto es lavandina, no es celeste, yo quiero otro celeste, este celeste de la bandera, que finalmente fue logrado. Entonces digo ¿con qué los recibimos? Ya teníamos el Salón de los Científicos, el de la Mujeres, el de los Patriotas latinoamericanos, el de los Escritores y Pensadores, faltaban nuestros pintores y dije Pintores y Pinturas de la Argentina, y agregar a las pinturas marcos para que parecieran cuadros... eso se me ocurrió de los leds ... y la idea era hacer una filmación con todos los principales paisajes de la República Argentina. Ustedes habrán visto en algún momento, cuando se detenía la imagen, ahí viene, miren ahí, ese cuadro que está ahí al lado, fíjense sino parece una pintura muy parecida a esa que está ahí; porque los pintores terminan siempre de algún modo reflejando lo que ven, como los actores a la sociedad que viven y palpitan. Yo siempre digo que el arte está íntimamente vinculado con lo que nos rodea y si no, no es arte, podrá ser algún ejercicio personal de alguien pero tiene que estar directamente vinculado".

El párrafo es elemental, pero significativo. En veinte líneas, la Presidenta nos comunica sus intervenciones de decoradora egipcia y, de yapa, da sus opiniones sobre lo que debe ser el arte. No importa lo que diga, lo importante es que es la dueña de los espacios. Y, además, Cristina Kirchner quiere dejar su marca. 

En una sabia película de Roberto Rossellini, La toma del poder por Luis XIV , se escucha decir, más sintéticamente, al Rey Sol: "Versalles se convertirá en el templo de la monarquía y aquí trabajarán todos los artistas del reino; nada marca más la grandeza de los príncipes que la grandeza de los edificios".

Seguramente, Cristina Kirchner no vio esta película, porque cuando expone sus gustos se inclina en otras direcciones. Pero, como si la hubiera visto, sabe que todo debe convertirse en espacio simbólico y ceremonial. No consulta a los mejores arquitectos de su época (que construyeron la nueva fachada y los jardines de Versalles bajo Luis XIV). Su autosuficiencia le permite designar a las arquitectas de Casa de Gobierno como "las chicas", en el discurso que se acaba de citar. ¿Qué "chicas" se atreverían a discutir las elecciones cromáticas de la Presidenta? Un detalle encantador: la Presidenta que dice "todas y todos" como un mantra, se refiere a dos profesionales como "las chicas". La lengua es traicionera.

A Kirchner le daba lo mismo cualquier parte, aunque prefería el Salón Blanco. No tenía veleidades ni se interesaba por el simbolismo de los espacios. Su sucesora, en cambio, construye la pirámide del poder como su monumento material. Esa pirámide no depende de un móvil sistema de pactos y acuerdos, sino que es tallada en piedra "egipcia" (o estuco, tampoco vamos a exagerar).

Según los trascendidos, se ha suprimido el despacho del vicepresidente en la Casa de Gobierno y allí se alojaría un museo a Evita, que ya tiene museo en otro lugar de Buenos Aires. Total, Boudou, sin bromita alguna, debe adecuarse a lo que le toque, obedeciendo el viejo refrán de que a un caballo regalado no hay que examinarlo para ver si viene completo.

Por Beatriz Sarlo | Para LA NACION 

Las negritas y bastardillas corresponden al editor del blog.

3 de diciembre de 2011

Un montón de gente se ríe de usted.

No todo es recorte: hay sectores económicos subsidiados que recibirán en 2012 el 50% más.

Usted no tiene una enfermedad crónica ni percibe como único ingreso una jubilación; tampoco le dan pensiones no contributivas, no es beneficiario de la Asignación Universal por Hijo ni del Plan Familias ni del subsidio por desempleo. Usted no tiene el domicilio afectado por actividades de índole social ni cuenta con certificado de discapacidad; no está exento del pago del ABL, su vivienda no posee características desfavorables ni un local anexo destinado a actividad comercial, ni conviven en su casa múltiples hogares. O sea: usted sufrirá el ajuste de tarifas.

Ya sé: el aumento, por ejemplo, del 34% de la luz no es un aumento sino, como dijo Boudou, un “redireccionamiento de subsidios”. Como todos sabemos, el Gobierno acaba de asumir y se decidió a modificar la siniestra política de la gestión anterior dedicada a favorecer a los sectores medios y altos (con las disculpas del caso por la referencia personal, me permito recordar que, como se informó en el número pasado, renuncié a los subsidios con el número 6.958 gracias a la influencia moral de Víctor Hugo y de Milena “Barone”, nieta de Orlando, flamante empleada de Télam con un salario de $ 7.890).

Usted será, sin embargo, miembro de una minoría: su parte de los subsidios es sólo el 6%, quizá el 7, del total del dinero que el Gobierno reparte con generosidad. El gasto en subsidios crece el 50% este año y llegará a $ 72 mil millones; en 2010 fue de 48 mil millones. Esto equivale al 4% del PBI y casi al 18% del gasto total del país. El 60% de ese monto se lo llevan las compañías de energía, el 28% el transporte, el 8% es déficit de empresas públicas y el resto se reparte con una perinola. En el gasto de 2012, el sector energético recibirá $ 41.735 millones. En el caso de Cammesa, la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico a su vez acaba de prestarle al Estado parte de los $ 21.802 millones que recibió: 105,7 millones (suena raro, pero según el propio Ministerio de Economía, el Tesoro recibió a noviembre varios préstamos de distintos organismos públicos como el PAMI, la Lotería o la Superintendencia de Riesgos del Trabajo). En Transporte, se prevén para 2012 subsidios por $ 8.454 millones para las empresas nacionales y populares de colectivos, $ 4.255 millones para los trenes (además de 2.128 millones para el Ferrocarril Belgrano y 1.054 para la Administración Ferroviaria Sociedad del Estado) y $ 2.488 millones para Aerocámpora (a todos los imbéciles que festejaron la quiebra de American Airlines cumplo en informarles que Aerocámpora sigue siendo esta semana una de las tres que más pierde en el mundo y que el resto de las compañías aéreas de la región ganan dinero: TAC, LAN, TAM, etc.).

Otro sector que, a diferencia de usted, seguirá siendo subsidiado es el atendido por la Oncca. La Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario repartirá en 2012 subsidios por $ 2.500 millones.
El sex symbol y economista Maximiliano Montenegro recuerda en su interesante libro Es la Ekonomía, estúpido que entre 2007 y 2010 la Oncca subsidió, por pedido de Guillermo Moreno, a la comercializadora de granos norteamericana Cargill por $ 343 millones.

“Cargill es una de las cinco mayores corporaciones norteamericanas –escribe Maxi– y la principal comercializadora de granos del mundo, con operaciones en 66 países. Es difícil rastrear otro país donde reciba subsidios del Estado, como sucede en la Argentina.”

En el mismo período se canalizaron más de $ 9 mil millones en subsidios a empresas agroindustriales. En el rubro “molinos de trigo”, sólo cinco molinos se apropiaron de 2.250 millones; hicieron lo propio cuatro empresas aceiteras con 282 millones; tres faenadoras avícolas recibieron 1.650 millones y cuatro compañías lácteas 616 millones.

“El resto del dinero –continúa Montenegro– se repartió entre feed lots, tambos y productores porcinos. Semejante lluvia de subsidios no se reflejó en menores precios: la harina aumentó 66%, el aceite de maíz 80%, el pollo 69%, la leche 94% y los cortes de carne vacuna más del 130%.”

Otros sectores que se verán felizmente favorecidos durante 2012 son: AYSA (agua) con $ 4.769 millones, Arsat (satélites), $ 3.654 millones y Radio y Televisión, $ 712 millones (no incluye los casi 1.000 millones de Fútbol for everybody). No se sienta solo: un montón de gente se ríe de usted.

Por Jorge Lanata para Perfil.com

20 de septiembre de 2011

La esquizofrenia de todo un pueblo.

Somos hijos de padres con discurso esquizofrenizante.
Un discurso dicho pero no ejercido. Una imagen opuesta a lo que quieren que hagamos. "Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago."

Somos verdaderos enfermos mentales. Vivimos en una sociedad que premia la viveza criolla, la rebelión a las normas y la violación sistemática de todo contrato social.


Empezando por nuestros funcionarios. Ellos son quienes deben marcar el camino de superación personal y construcción moral de todo un pueblo con el único objetivo de gestionar por el bien de todos, los que están mal y los que están bien.
Ellos no pueden dejar de quedar en evidencia en relación a su integridad moral y declaración jurada de bienes personales y ganancias. No pueden justificar su origen, ni su proyección fantástica en crecimiento y en calidad.
Hace minutos terminé de leer esta investigación de Jorge Lanata. Quedé estupefacto. Espantado. Horrorizado. Siento aún una sensación de violencia moral que difícilmente se vaya diluyendo con la urgencia que preciso para no generar en mí, rencor y odio.


¿Cómo se prentende encauzar la apatía general hacia el compromiso cívico cuando encontramos en la función pública gente inescrupulosa?
¿Cómo prentenden ellos presionar por el cobro de más impuestos y mayor presión tributaria si todo lo que hacen es evadir sus obligaciones y crear verdaderas usinas de desfalco público?
¿Cómo osan hablar de la redistribución de la riqueza cuando sólo se dedican a amasar fortunas motivados por su codicia infinita?

No son capaces. No son dignos. No son hermanos de este pueblo.
Son traidores a la Patria. Son mercenarios en funciones. Son vendedores de humo para los más humildes.

"Los soldados de la patria no conocen el lujo, sino la gloria." Don José de San Martín.


Post original del 27/07/2008. Nada cambió para bien. Seguimos dormidos, seguimos diciendo y haciendo lo contrario. No renunciemos. No caigamos. No bajemos los brazos. Aunque seamos vos y yo. Se trata de la libertad. Y la libertad no se obtiene sino a través de la lucha.

17 de julio de 2011

Cambio de Paradigma.

Desde que comencé con Crear Conciencia me propuse como objetivo dejar un lugar donde cada cual que llegue al blog encuentre la motivación suficiente para que su búsqueda halle su objetivo. Es por ello que hay una gran cantidad de posts informativos que acercan al público, de manera simple, a temáticas que se abordan de forma compleja en los medios masivos de comunicación.

Pero hay otra gran cantidad de post que buscan crear conciencia en aspectos que, humildemente, considero están siendo desatendidos por la inmensa mayoría y necesitan ser notados para que concientemente se busque cambiar hábitos y costumbres, en definitiva, el paradigma dominante.


¿Qué es un paradigma?
Etimológicamente, paradigma es el conjunto de cosas que siguen un diseño o modelo.
En nuestro tiempos, paradigma se utiliza para definir los filtros que impone nuestro cerebro. Son un conjunto de suposiciones, valores, conceptos y experiencia previa que definen nuestro accionar.

Sobre cómo ocurre un cambio de paradigma
En términos generales, un cambio de paradigma ocurre ante un evento particular pero requiere invariablemente un período de prueba.

Veamos un ejemplo a escala con algún aspecto personal y cotidiano:
  • Paradigma inicial: "Yo no puedo correr una maratón" Esto es una LIMITACIÓN.
  • Evento: "Mi vecino corrió una maratón y eso que es un flojo terrible. Posiblemente yo pueda correrla." Llegamos al DESCUBRIMIENTO.
  • Reacción: "No puede ser. Si mi vecino puede, yo también."
  • Prueba: "Estoy entrenando para correr la maratón." Hacemos la PRUEBA.
  • Punto de decisión: "¿Estoy listo para correr la maratón?" NO. Se vuelve a la PRUEBA o al PARADIGMA INICIAL. SI. NUEVO PARADIGMA.
  • Nuevo Paradigma: "Corrí una maratón y estoy entrenando para otra". Carencia de LIMITACIÓN.
Ahora apliquemos el cambio de paradigma con el método científico de Descartes:
  • Paradigma inicial: Problema o pregunta.
  • Evento: Hipótesis / Idea.
  • Reacción: Es sólo una idea/hipótesis. Habrá que probarla.
  • Prueba: Experimentación y prueba de la hipótesis.
    Punto de decisión: ¿Mi hipótesis dió el resultado esperado? NO. Se vuelve al PARADIGMA INICIAL. SI. NUEVO PARADIGMA.
  • Nuevo Paradigma: Problema o pregunta resuelta.
¿Y si lo aplicamos a la corrección de malas costumbres?:
  • Paradigma inicial: Actuamos mal y ni siquiera nos damos cuenta. Esto es INCOMPETENCIA INCONSCIENTE.
    Evento:
    Nos hacen notar nuestra falla o nos llaman la atención. Ahora es una INCOMPETENCIA CONSCIENTE.
  • Reacción: Nos enojamos. No lo queremos creer.
  • Prueba: Le preguntamos a varias personas cómo ven nuestra conducta o la analizamos.
  • Punto de decisión: ¿Vale la pena corregir mi comportamiento? NO. Volvemos a la INCOMPETENCIA CONSCIENTE. Al tiempo nos olvidamos del evento y volvemos al PARADIGMA INICIAL. (INCOMPETENCIA INCONSCIENTE) SI. NUEVO PARADIGMA.
  • Nuevo Paradigma: Proceso iterativo que pasa por las mismas etapas hasta llegar a COMPETENCIA CONSCIENTE. Actuamos mejor pero tenemos que esforzarnos. Punto de decisión: ¿Seguimos esforzándonos? NO. Volvemos a la INCOMPETENCIA CONSCIENTE. Al tiempo nos olvidamos del evento y volvemos al PARADIGMA INICIAL. (INCOMPETENCIA INCONSCIENTE). SI. Continuamos hasta llegar a la COMPETENCIA INCONSCIENTE. (Actuamos bien todo el tiempo. Ni siquiera pensamos en eso.)
Sobre cómo detectar un nuevo paradigma.

Mahatma Ghandi ha hecho un resumen del cambio de paradigma que se basa en cuatro hechos.

INDIFERENCIA. Primero te ignoran.
Observas abusos y tratas de generar el cambio, explicándolos, aunque nadie te presta atención.

RIDÍCULIZACIÓN. Ahora te escuchan, pero se burlan.
Comienzan a prestar atención a tus planteos aunque los desestiman burlándose y riéndose de vos.

CONFRONTACIÓN. La pelea se hace carne.
Ya no alcanza la burla. Se sienten intimidados y buscan la pelea para defenderse. ¿Elegís seguir o perder la pelea?

REVELACIÓN. El nuevo paradigma se impone. Tu verdad es la que triunfa.

Piensen en la cantidad de paradojas que se vienen suscitando en el mundo y en nuestro país, a diferente escala y en diferentes direcciones. Pero todas con un objetivo común. La evolución.
Si concentramos nuestras fuerzas en buscar el cambio positivo, este llegará antes de lo previsto.
Hoy espero que sea un día de reflexión para todo lo que emprendan y todo lo que vean como conflicto o crisis en ciernes.
El cambio comenzó. Felicidades. El esfuerzo será importante. La satisfacción inmensa.

Ayuda: Etimologías. Origen de las palabras.


Post original del 12/06/08

7 de junio de 2011

Una mayoría aún sin voz


Es un hecho: la República se tambalea, pero ni los propósitos ni las conductas del populismo son denunciados con la claridad y la firmeza necesarias. Los opositores invierten más tiempo en hablar de las propias virtudes y en denostar al competidor que en denunciar los riesgos que corre el sistema.
Claridad y firmeza no sólo implican energía y transparencia. Implican, además y ante todo, aptitud persuasiva, coraje y lucidez unidos al poder de comunicación. No otra cosa demanda el desperdigado sector mayoritario de nuestra sociedad. Por eso es Moyano y no sus adversarios quien de veras preocupa al Gobierno. Es el único que, por el momento, condiciona la avidez de sus aspiraciones. La vía extorsiva, sin embargo, no puede ser el camino legítimo para disputarle al oficialismo la conducción del país. Una vía, dígase de paso, por la que el oficialismo no vacila en transitar cuando lo cree necesario.
Quien aspire a alcanzar, en nombre de la oposición, la presidencia de la República debería tomar muy en cuenta lo que ha escrito Susana Viau y disponerse a "caracterizar con menos miramientos al gobierno de Cristina Fernández, denunciar la corrupción, fustigar los desbordes cesaristas y alertar acerca de sus ya insinuadas intenciones de perpetuación; sólo la inminencia de una aventura autoritaria legitimaría la construcción de una gran alianza opositora". Todo ello sin olvidar esa franja más que dilatada de trabajadores que, por no integrar las compactas filas camioneras, se ve privada de los beneficios que Moyano sabe recaudar para los suyos. Esa brutal asimetría ha generado descontentos que todavía no encuentran representación entre los opositores de algún relieve.
El juego pendular desplegado por los coqueteos cristinistas (me voy, me quedo, me voy) no puede confundir sino a los distraídos. Unicamente ellos son capaces de creer que la Presidenta se entretiene deshojando la margarita. Por supuesto, su psicopatología podría marcarle algún límite. Pero no su ambición.
¿Hasta cuándo se subestimará a los voceros del oficialismo que invocan la necesidad de que la Presidenta encuentre el recurso "legal" que le permita perpetuarse en el poder, como lo hacen siempre que pueden sus aliados provinciales? Es, la de esos voceros, una propuesta que lo dice todo acerca de la lógica que vertebra el propósito primario de quienes promueven "el modelo" y se ufanan de ser populistas. El desborde frecuente en el que incurren brinda demasiada transparencia a lo que el tacto aconsejaría presentar por el momento con mayor discreción. Esa franqueza descarnada siembra el espanto en la clase media, a la que, por otra parte, la Presidenta se propone seducir para ganar más espacio electoral. Los gestos medidos que hace suyos se quieren indicio de un espíritu conciliador y tratan de hacer naufragar en el olvido y en el festival del consumo las amargas enseñanzas suministradas por las promesas de diálogo y mayor institucionalidad hechas en 2007 y que el viento se llevó.
La oposición, por su parte, lo será el día en que, como ha dicho Jorge Fernández Díaz, sepa a qué oponerse. Es decir, el día en que los opositores tengan una causa y dejen de vivir consagrados a los preciosismos ideológicos y a la descalificación recíproca mientras arde el edificio al que todos quieren ingresar. Esa causa, frente a las banderas de un populismo que se postula como "vía nacional", no puede ser otra que la democrática. Una causa que tendrá la consistencia que logre imprimirle la denuncia frontal del delito y la demagogia. Una causa que vuelva a animar el fervor por los principios que el Gobierno siempre despreció. Una causa que sepa oponerse al envilecimiento del Estado. A un poder que nunca ocultó su desdén por los partidos políticos y concibe a la República como una cáscara vacía. A un poder que asegura no tener nada que aprender del pensamiento disidente al que, por lo demás, considera senil. A un poder al que le repugnan los controles sobre su gestión. A un poder que no admite adversarios. A un poder para el cual la pobreza es un recurso político y el narcotráfico un delito sin trascendencia. A un poder que tergiversa los índices económicos y persigue implacablemente a quienes lo hacen evidente. Que no promueve la libertad sindical. Que destruye el federalismo y busca inscribir en el vasallaje a las provincias para consolidar su centralismo despótico.
El dirigente que sepa enunciar estas verdades con la fuerza del compromiso emocional, la claridad expresiva indispensable y el espíritu esperanzado de quien se siente capaz de transformar lo que parece irremediable despertará otra vez el entusiasmo cívico, ese que se pronunció en 2008 y buscó hacerse oír nuevamente en 2009.
No se trata de proceder como el Gobierno y hacer redoblar los tambores que inciten a la resurrección de un pasado mítico. Ese pasado no existe para quienes buscan la república. Se trata, en cambio, de multiplicar la conciencia que ya tantos tienen de que hay que levantar la hipoteca que se está contrayendo con el porvenir. Ello, claro, siempre que se aspire a dejar de ser una democracia espectral. Siempre que se aspire a desplazar la política del terreno en el que hoy agoniza el pluralismo. Siempre que importe aproximarse a la modernización indispensable, a ese empeño en la ley que hace ya tanto se dejó de practicar en la Argentina y que es indisociable de la educación, el orden y la dignidad social.
Ya estamos lejos de la recurrencia a los golpes de Estado. Esa distancia es un logro mayor de la módica cultura cívica de los argentinos. Pero no estamos lejos ni a salvo de las causas profundas de la crisis de 2001. La perversión y el oportunismo que entonces tanto tuvieron que ver con lo que nos pasó siguen vigentes entre nosotros. La euforia económica de hoy no tiene futuro. Podrá prolongarse un tiempo más pero no cuenta con bases sólidas. No la respalda ninguna política de Estado. Lo ha dicho bien Roberto Lavagna: una cosa es consumo con inversión y empleo, y otra, consumo con inflación, sin inversión y sin empleo real. El oportunismo rapiña la riqueza. El Gobierno no contribuye a crear lo que con insaciable avidez consume. Si obrar criteriosamente fuera su propósito, Guillermo Moreno no seguiría en su cargo. Sin medidas adecuadas no tardará en mostrarse crudamente la enfermedad de lo que parece sano. En suma, el país se encuentra en un proceso regresivo, agravado a partir del catastrófico ingreso al nuevo siglo. Ese proceso sigue sin encontrar su contraparte en un proyecto nítido que posibilite su reversión estructural. No otra cosa es la decadencia. Al promover "niveles de pobreza e indigencia inéditos y una clase dirigente sin legitimidad -señala Sergio Berensztein-, el país abrió una caja de Pandora de la que se escaparon ideas, valores y mecanismos de organización del poder que parecían superados: el estatismo y el intervencionismo sin control, el hiperpresidencialismo hegemónico, el corporativismo sindical arrogante y mafioso, el financiamiento inflacionario del fisco y la tolerancia de una sociedad ensimismada y temerosa".
El populismo se alimenta de la ruina democrática. No aspira a reconstruir lo derruido sino a impedir su revaloración. Esta es la diferencia esencial entre el proyecto populista y el que, aún a los tumbos, trata de expresar la oposición.
La disputa debería ser, finalmente, entre un modelo prebendario y una propuesta republicana. El primero hace ya tiempo que inició su despliegue. La segunda aún no demuestra suficiente energía. Le faltan voces altamente representativas. Y potencia, para concitar la atención sobre los peligros con que hay que terminar en la Argentina y qué es lo que en ella debe empezar a afirmarse de una buena vez. No es hueca agresividad lo que se le exige a esa segunda propuesta, sino intransigencia ante el delito. Osadía para poner al desnudo lo que esconde la retórica que se dice progresista. ¿Brotarán esas voces de la niebla opositora? Si ello ocurriera, la mayoría de los argentinos, harta del oportunismo y la demagogia, sabrá reconocerlas.

Santiago Kovadloff para La Nación.

31 de mayo de 2011

La Democracia en la Argentina.


La actualidad argentina está caracterizada por conflictos políticos profundos que desnudan una inmadurez democrática reflejada en su clase dirigente. Pero es sólo un reflejo de nuestra incapacidad de entender la Democracia como una forma de vida, no sólo una forma de gobierno.

La Nación Argentina ha demostrado ser una sociedad pendular con una complicada tendencia a la autodestrucción institucional. Vivimos en reiteraciones históricas que alternan procesos esperanzadores de solidez cívica con tiranías trasvestidas por demagogias populistas, profundamente corruptas y dinamitadoras de toda institucionalidad basada en la República democrática, representativa y federal.
La calidad institucional de nuestra democracia ha caído en un espiral de degradación asimilable con el descenso al Maelström. Nos sumergimos en un profundo remolino caótico que arrastra nuestras esperanzas, convicciones y anhelos de justicia a un imposible horizonte de superación.

Es una clara descripción de la realidad la que afirma que nuestra democracia se consolida como una del tipo delegativa, pobre en calidad, sin un sistema de partidos políticos consolidado, sin rendición de cuentas por parte del Poder Ejecutivo, donde la principal carencia es la falta de responsabilidad cívica de nuestra sociedad toda.

He aquí nuestra principal falencia: la adolescencia de valores democráticos en nuestra vida cotidiana. Como pueblo, nos es imposible reconocernos. Preferimos aferrarnos a pertenencias limitadas como el amor a la pelota, las prácticas ociosas o la ideología kitsch, paradógicamente, vaciada de contenido y fuertemente iconográfica.

La Democracia no puede ser entendida, únicamente, como una forma de gobierno. La Democracia debe ser parte de nuestra cotidianeidad, nuestra forma de relacionarnos los unos con los otros, nuestra forma de vida en el sentido puro del término.

"La Democracia en América", escrita por Alexis de Tocqueville, uno de los proto sociólogos, es una radiografía de una sociedad norteamericana joven y pujante. Una visión de una sociedad acostumbrada por las circunstancias a asociarse cotidianamente, donde la unión hace la fuerza. Una enseñanza de la vida democrática que llevó para que Europa aprendiera de sus virtudes como la que más visiblemente se explayó: la igualdad de oportunidades.

Estamos en un momento histórico de nuestra Patria donde la igualdad de oportunidades, la igualdad ante la ley, es una utopía lejana. La realidad muestra a un Estado incapaz de proveer Salud, Educación, Justicia y Seguridad.

Salud, para atender las demandas de todo el espectro social, incluídos a los enfermos sociales que no son otros que los reos condenados. No existe hoy una política de reeducación y reinserción social de los presos. Los derechos humanos no existen en las cárceles, dejando en clara evidencia el incumplimiento del Artículo 18 de nuestra Constitución Nacional.

Educación, para asegurar un futuro de crecimiento sostenido, garantizando el acceso a la instrucción para todos los habitantes. Impulsando una renovación de las técnicas pedagógicas que amalgamen el compromiso ciudadano con la vida en sociedad democrática y participativa.
Es un deber del Estado el de terminar con los analfabetos políticos, puesto que la indiferencia por la participación en los asuntos que nos atañen a todos, generan el caldo de cultivo propicio para la proliferación de los bandidos de la política, el funcionario corrupto.

Justicia, para terminar con las incongruencias manifiestas que demoran la reestructuración de un Estado saneado de corrupción y clientelismo. Necesitamos formar una verdadera legión de letrados capaces de enfrentar a las corporaciones que alimentan la corrupción y subvierten todos los valores esenciales que sostienen al Estado y dan sentido a la vida en sociedad. Es menester de un importante grupo de compatriotas, el buscar la asociación jurídica que impulse un verdadero "Mani Pulite". La corrupción está ganando, cada vez, más espacios y controlando todos los medios ideológicos y coercitivos que el Estado tiene para asegurarse complicidad social.
Institucionalizar la Viveza Criolla es firmar nuestro certificado de defunción como Nación.

Seguridad, uno de los derechos humanos que el Estado está obligado a proporcionar, se sostiene sobre la premisa de la igualdad ante la ley. Somos iguales ante los ojos de la Justicia. Sin la equidad en la provisión de oportunidades reales de desarrollo, esto es inviable. La seguridad se logra terminando con la crisis de valores. Terminando con las divisiones fraternales propuestas por aquellos tiranos trasvestidos de líderes populistas.

Estamos ante la posibilidad de romper con la vida pendular de nuestra sociedad. Esta esperanza que renueva las fuerzas y promete consolidar un debate real, debe partir de la clase política comprometida con el cambio. El cambio basado en la grandeza de la Nación, en el cumplimiento del rol que le ocupa al Estado, en la erradicación de las tiranías fabricantes de falacias y sostenidas desde la opulencia y enriquecimiento ilícito.
La única posibilidad para el cambio es creando conciencia.

Post original del 22/08/09

23 de mayo de 2011

La Democracia Real. ¿Qué hace falta para que sea posible?


Antes de responder semejante pregunta compleja es importante definir el concepto democracia. Si nos atenemos a nuestra forma de vida, debemos preguntarnos si en todos los ámbitos de nuestra cotidianeidad nos regimos por decisiones aceptadas mayoritariamente, consensuadas y debatidas con argumentos a favor y en contra.
La democracia, como forma de vida, es una manera de organizar nuestras relaciones humanas donde todos comprendemos lo valioso de cada opinión, por más errada que esté, y propiciamos un entendimiento sobre la base del consenso. Hay sociedades que pueden lograr ese mecanismo de forma natural gracias a la práctica contínua por parte de generaciones completas a lo largo de un periodo inespecífico de tiempo.
Alexis de Tocqueville publicaba en el año 1835 la primera parte de "De la democracia en América"; allí describe cómo el movimiento democrático de los norteamericanos sentaba las bases para su organización política y la creación de las instituciones políticas que se extendieron luego por todo Occidente. En la segunda parte, publicada en 1940, se concentra en ambos procesos, tanto el movimiento democrático como las instituciones políticas para entender los peligros que acarreaba la democracia para sí y en sí misma.
Así como De Tocqueville entendía que la democracia era una forma de vida para los norteamericanos y que sus instituciones políticas eran una consecuencias de su forma de actuar en lo cotidiano, identificaba un gran peligro intrínseco en la forma política: el despotismo light. Este despotismo edulcorado era sinónimo de la tiranía de las mayorías o despotismo popular, advertencia que ya había predicho el inmenso Immanuel Kant:
"La democracia constituye necesariamente un despotismo, por cuanto establece un poder ejecutivo contrario a la voluntad general. Siendo posible que todos decidan contra uno cuya opinión pueda diferir, la voluntad de todos no es por tanto la de todos, lo cual es contradictorio y opuesto a la libertad." 
Asimismo, De Tocqueville vaticina que la violencia partidista era una consecuencia de la lucha por el poder en democracia y que existía una posible y hasta inevitable subordinación de los más preparados a los condicionamientos y prejuicios de los iletrados o ignorantes. Asombrosamente continuaba en sus admoniciones para con el peligro que encierra la democracia, advirtiendo el cercenamiento de libertades vitales, como la libertad intelectual, serían posibles si la facción que administrase el poder así lo quisiese. Además veía posible y hasta natural una degradación progresiva de la administración pública, la incapacidad de una equilibrada provisión de educación, acercamiento a la cultura o la asistencia social.
Cabe preguntarnos por qué el autor veía con tanta preocupación esa posibilidad. La realidad de tales manifestaciones puede verse en el análisis de la evolución de las sociedades de base democrática que hoy existen en el mundo occidental.
Si la democracia en América se sostenía sobre la base del control comunal, la participación ciudadana y una accountability horizontal  (léase control de gobierno horizontal por medio de mecanismos republicanos), además de una indispensable separación entre la Iglesia y el Estado -es decir, el triunfo del Estado laico para beneficio de todos los habitantes de una nación con diversidad cultural y libertad de culto-, cuando la democracia fuera perdiendo estos condimentos, necesariamente sería reemplazada por una minoría acostumbrada a manejar el poder y avanzar sobre las libertades y opiniones del resto de la ciudadanía, imponiendo un "relato", una visión, una sola vía de acción fuera del consenso y el debate político.
Tanto De Tocqueville como Kant entendían que lo opuesto al despotismo era la República, donde la división de poderes, tal como la definía Montesquieu en su frase: "Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder", era la base para la contención de cualquier desborde de poder por parte de una persona o un grupo faccioso.

Sobre la Democracia Real
Los sucesos de la Puerta del Sol están provocando una revolución de la conciencia que puede ser canalizada de forma positiva si se atienden las cuestiones estructurales subyacentes al momento histórico. Es innegable que plantear una democracia real no es abogar por la democracia directa que practicaban los atenienses del siglo VI A.C. sino perfeccionar la democracia representativa que se practica actualmente en los países soberanos que no están bajo el yugo de las tiranías personalistas.
La clave está en el control y selección de nuestros representantes. Aquellos hombres y mujeres que deben velar por los intereses del Estado-Nación en clave universal, es decir, sin dejar de entender que la globalización nos ha puesto en sincronía mundial para todos los procesos y que es responsabilidad de todos los pueblos del mundo tener una agenda común para debatir los temas que interesan a la humanidad toda.
Es por ello que el camino hacia una democracia real se sustenta sobre la base de la educación cívica, el control (tanto ciudadano como horizontal, es decir accountability) y la propiciación de debates políticos en la mayor cantidad de lugares públicos y privados posibles con el objeto de entusiasmar a una mayor cantidad de ciudadanos, quienes deberán comprender que la democracia es garante de las libertades individuales y grupales, vehículo para lograr la igualdad de posibilidades y un progreso sostenido sobre la base de una justicia para todos.

Pablo Olivera Da Silva
Coordinador Responsable
Centro de Formación Cívica "Educando al Soberano"
Grupo Padrinazgo
www.grupopadrinazgo.com

Enlaces de interés:
Alexis de Tocqueville, La Democracia en América, (versión en inglés) 
Charles-Louis de Secondat, barón de La Bréde y de Montesquieu. Del Espíritu de las Leyes. (versión en español)

Bibliografía:
Alexis de Tocqueville. La democracia en América. Trotta, 2010. ISBN 978-84-9879-122-8
Alexis de Tocqueville. La democracia en América, 2 tomos, trad. de Dolores Sánchez de Aleu. Alianza Editorial, ISBN 84-206-7345-5/ ISBN 84-206-7346-3
Charles-Louis de Secondat, barón de La Bréde y de Montesquieu. Del Espíritu de las Leyes. Alianza Editorial, ISBN 84-206-5565-1 
Kant, Immanuel La metafísica de las costumbres. Madrid: Tecnos
Kant, Immanuel Hacia la Paz Perpetua. Madrid: Ed. Biblioteca Nueva