Muchas veces se ha denostado la figura del Gran Capitán. Muchas veces se lo ha ninguneado. Tantas otras se lo ha olvidado como hoy sucede para la inmensa mayoría de los argentinos que ven, en esta fecha, una oportunidad más para ejecutar furtivos paquetes turísticos a cualquier destino que los aleje de la rutina diaria.
Don José fue un hombre austero, justo y visionario. Nacido en la Provincia de Corrientes, a la margen del Río Uruguay, en una pequeña misión llamada Yapeyú, Hoy escuchamos absortos como un historiador niega el hecho de su nacimiento en tierras correntinas e incluso la maternidad a cargo de su querida madre Doña Gregoria Matorras, quien en el lecho de su muerte y ante un escribano declaraba su vida y sus 5 hijos, destacando la inmensa ayuda que siempre le propiciara el menor de ellos, su querido José Francisco.
Educado en Europa y convertido en un notable Teniente Coronel, San Martín renuncia a su cargo y se dirige a Inglaterra donde prepara junto a Carlos María de Alvear la vuelta a su querida América para libertarla de la opresión de la España que conoció tan bien y que tanto la había decepcionado.
Ya conocemos sus inmensos lauros logrados en este continente:
Su batalla clave en el convento de San Lorenzo donde corta el libre acceso que tenía la flota realista por el río Paraná desde donde saqueaban campos y ganados para hacer intocable la fortalecida y sitiada Montevideo.
Su salvataje tomando la posta en Yatasto de su querido amigo, el General Don Manuel Belgrano, quien había sido destrozado en la Campaña del Norte, muy a pesar de sus esfuerzos no apoyados desde la conflictiva Buenos Aires.
Su presión determinante y definitiva para declarar nuestra independencia el 9 de Julio de 1816, condición indispensable para cortar con el eterno coqueteo con España que tenían muchos criollos en esa época.
Su planificada y memorable intervención a Chile, cruzando los Andes, inmensas moles heladas que asustaban a cualquier hombre, menos a él. Toda la ayuda de su incondicional amigo Juan Martín de Pueyrredón, quien hiciera hasta lo imposible desde Buenos Aires para que la gesta libertadora del cruce de los andes fuera posible.
Su impecable operación de pinzas en Chacabuco donde, con 5000 hombres exhaustos luego del cruce de los Andes ataca al ejército realista que estaba disperso a lo largo de toda la cordillera gracias a las innumerables cartas que había mandado San Martín para confundir al enemigo en relación al punto de cruce. Esta operación corrió peligro ya que Bernardo O'Higgings con sus libertadora ansiedad se avalanzó prematuramente sobre los realistas quienes lo estaban doblegando hasta que Don José, enfermo hasta el vómito sanguinolento pero entero mentalmente, se avalanza, sable corvo en mano, hacia la retaguardia de ese ejército real desprevenido, venciéndolo y dando la ansiada libertad al pueblo Chileno.
Su capítulo peruano que merece un punto aparte. En donde termina su inmensa gesta libertadora de América, convirtiéndose el padre del Perú. Siendo honrado mucho más en esas tierras que en su Argentina natal.
San Martín murió en el exilio, en la Francia que tanto lo recuerda, hasta con un hermoso monumento en su última Boulogne Sur Mer. El no quiso participar de la guerra fraticida que se libraba en estas tierras por entonces. Su sable corvo estaba destinado a la defensa de la Patria y fue por eso que solamente lo cedió a su camarada Don Juan Manuel de Rosas, luego de la defensa del Río de la Plata en la Vuelta de Obligado ante las fuerzas anglo-francesas.
“Ahora los gringos sabrán que los criollos no somos empanadas que se comen así nomás sin ningún trabajo.” Le escribía San Martín en la carta con ofrenda que le enviara a Rosas.
Hoy es el día del Padre de la Patria. El día 24 de Agosto de 1958 se instituyó como Día del Padre, en homenaje a Don José de San Martín. Ese mismo día, pero en 1816, nacía Merceditas, a quien nuestro héroe dedicara enteramente sus últimas décadas.
Cuando San Martín partió de Mendoza para cruzar los Andes, su hija Mercedes tenía cuatro meses y se volvieron a ver en 1818 después del triunfo de Chacabuco. Debido a la enfermedad de su esposa Remedios, su hija, la niña Mercedes fue criada y educada por sus abuelos, lo que derivó en una niña caprichosa y maleducada. En 1924 se embarcaron juntos a Europa y una vez en Francia, el General San Martín se ocupó de reeducarla, y entre otras cosas escribió estas Máximas en el año 1825:
MÁXIMAS PARA MI HIJA
1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: "Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos".
2. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
3. Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto.
4. Estimular en mercedes la caridad con los pobres.
5. Respeto sobre la propiedad ajena.
6. Acostumbrarla a guardar un secreto.
7. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
8. Dulzura con los criados, pobres y viejos.
9. Que hable poco y lo preciso.
10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
11. Amor al aseo y desprecio al lujo.
12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.
MÁXIMAS PARA MI HIJA
1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: "Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos".
2. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
3. Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto.
4. Estimular en mercedes la caridad con los pobres.
5. Respeto sobre la propiedad ajena.
6. Acostumbrarla a guardar un secreto.
7. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
8. Dulzura con los criados, pobres y viejos.
9. Que hable poco y lo preciso.
10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
11. Amor al aseo y desprecio al lujo.
12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.
Famosas fueron las máximas que San Martín le regalara a Mercedes, aquí están, para que puedan compartirlas con sus hijos, para que de la misma manera, puedan forjar el temple de los hombres que nuestra Patria necesita ahora y siempre.
Reitero mi sentido homenaje al ejemplo de hombre que esta Patria dio.
Reitero mi sentido homenaje al ejemplo de hombre que esta Patria dio.