Durante décadas se ha cuestionado a quienes no comen carne por las supuestas carencias que genera en nutrientes básicos para el cuerpo y la salud. Aquí, un especialista recoge las últimas investigaciones sobre le tema y asegura que muchas "verdades" están por redefinirse.
La cantidad de investigaciones sobre la dieta vegetariana, llevadas a cabo en importantes centros de investigaciones en todo el mundo, no para de crecer. Así, está surgiendo un nuevo paradigma en nutrición, un paradigma que se apoya en argumentos de absoluto rigor. Con estos nuevos datos, empezamos a confirmar científicamente que la nutrición vegetariana cumple un importantísimo rol en la salud humana, y que está dejando de ser considerada una moda o una forma "riesgosa" de nutrirse.
Respecto a las dudas sobre las posibles deficiencias nutricionales que uno podía tener por seguir una dieta vegetariana, la evolución de los conceptos en estos más de 20 años de investigaciones (insisto, continúan en la actualidad) nos permite comprender que estamos entrando en una nueva concepción de la nutrición. Es más, a mi humilde entender creo que muchos conceptos nutricionales aceptados dogmáticamente como verdades absolutas –críticas a las proteínas vegetales, hierro, vitamina B12, etc- en el campo de la nutrición terminarán siendo modificados en un futuro no muy lejano.
En la gran mayoría las investigaciones se concluye que el consumo de carnes es factor clave en las principales enfermedades que afectan la humanidad, que son las que más daños y muertes provocan, como son las cardiovasculares (incluyendo hipertensión arterial, infarto de miocardio, infarto cerebral, aterosclerosis, alteración del perfil lipídico), muchos cánceres, enfermedades renales, litiasis, diabetes, enfermedades en general provocadas por autoanticuerpos, alteraciones psiquiátricas, como depresión, ansiedad, enfermedades neurodegenerativas, como Mal de Alzheimer.Y también se ha observado que la dieta vegetariana mejora el status del perfil redox (el nivel de antioxidantes en el cuerpo).
Lo que más impacta es que en ninguna investigación se confirma que la nutrición vegetariana es causa de alguna enfermedad. Sí existen casos de desnutrición de algún nutriente en particular en vegetarianos, de la misma manera que existen entre gente que se alimenta con carnes, debido a la poca alimentación en cantidad y variedad además de otros factores (genéticos, enfermedades, etc), y no debido a la dieta en sí misma. Por lo tanto, las mismas no pueden ser interpretadas como deficiencias debidas al tipo de nutrición sino por errores alimenticios, además de otros factores, como pueden ser infecciones, variabilidades genéticas, enfermedades genéticas, por nombrar algunas explicaciones.
Las conclusiones que surgen de la gran mayoría de las investigaciones, adoptaron, desde hace unos 20 años, una dirección: la dieta vegetariana no sólo no genera deficiencias nutricionales, con el correspondiente desarrollo de enfermedades, sino que genera todo lo contrario: se observa un mejor estado de salud en vegetarianos comparados con aquellos que consumen carnes (dietas omnívoras), aún cuando ciertas variables bioquímicas, clínicas y ciertos valores nutricionales de ciertos alimentos, no son los recomendados (según los conceptos antiguos, que dogmáticamente se siguen).
Así, se dice todavía que el hierro vegetal es menos absorbible, pero no se dice que el hierro en altas concentraciones en el cuerpo humano está siendo considerado como un factor independiente en el desarrollo de ciertos cánceres, diabetes, daños neurológicos, aterosclerosis, entre otras patologías muy graves; incluso se ha observado que el hierro en forma de hemoglobina -proveniente de las carnes- es inductor de cáncer intestinal y, contrariamente, la clorofila (componente que da el color verde de vegetales y algas) es protectora respecto a ese tipo de cáncer.
También es concepto arraigado que las proteínas vegetales no son de tan buena calidad como ciertas proteínas animales, pero este argumento es inválido, porque todavía no se ha demostrado que dietas basadas en las proteínas vegetales sean potencialmente criticas en cuanto a la nutrición proteica, ya que la mayor parte de los cuadros de desnutrición proteica ocurre en personas omnívoras, es decir que se alimentan de carnes (Africa, Latinoamérica). Además, la única proteína de valor biológico casi cero –nutricionalmente inútil- es el colágeno, proteína animal que en promedio constituye el 25% de las proteínas de las carnes que se consumen, y que es la proteína de la cual se hace la gelatina, alimento de valor nutricional casi cero.
Con relación a la falta de vitamina B12 en los vegetales, todavía hoy no he podido lograr conseguir una sola investigación que demuestre que la flora bacteriana intestinal no aporta vitamina B12 al organismo, y se ve que los veganos no sufren efectos negativos debido a la no alimentación de producto animal alguno (aunque los que tengan dudas sobre este nutriente, con consumir leche, yogurt, quesos, ricota, regularmente, se tiene una fuente importante de la vitamina B12).
Respecto a la potencial deficiencia de aceites omega 3, estos aceites están presente en muchas en algas, frutas, y vegetales como el de soja. De todos modos, en la actualidad no se ha podido demostrar los valores que realmente se necesitan, ni se ha confirmado contundentemente sus supuestos beneficios múltiples resultado de su incorporación al organismo en las dosis recomendadas.
Como se puede ver, los comentarios referidos a los nutrientes que son motivos de mayores críticas respecto a la dieta vegetariana, por profesionales no actualizados, no tienen mucho fundamento.
La Asociación de Nutricionistas de los Estados Unidos concluyó, a tono con las investigaciones mundiales, que la dieta vegetariana es preventiva de las principales enfermedades, y que puede adoptarse en todas las etapas de la vida, desde el nacimiento, incluyendo el embarazo.
Muchas son las investigaciones que directamente o indirectamente ubican a la dieta vegetariana como más saludable que la dieta en la que se comen carnes. Por citar algunas, muchos años atrás (década de los 90) se llevó a cabo la llamada "The Oxford Vegetarian Study", en Gran Bretaña, uno de los primeros y más importantes estudios, en cuanto al número de personas que participaron, entre vegetarianos y no vegetarianos, del cual surgieron las primeras grandes conclusiones: que existía una gran reducción de mortalidad y enfermedades en general entre aquellos que eran vegetarianos, comparados con quienes no eran vegetarianos (The Oxford Vegetarian Study: an overview).
En la actualidad, como última actualización (enero del 2013), tomando bases de datos de buscadores importantes (Medline, EMBASE, y otras publicaciones científicas de salud), donde se exponen la casi totalidad de las más prestigiosas publicaciones de investigación en salud, investigadores de las Universidades chinas de Zhejiang han concluido (lo que permite despejar toda duda) que las personas que siguen dietas vegetarianas tienen una incidencia mucho menor, comparados con omnívoros (quienes comen carnes), de desarrollar enfermedades cardiovasculares y todos los cánceres en conjunto, reducción en valores aproximados de 30% y 20 %, respectivamente.
Es muy importante esta revisión estadística llevada a cabo por los investigadores, porque actúa a manera de conclusión de las principales investigaciones en conjunto, llevadas a cabo durante los últimos años (Cardiovascular disease mortality and cancer incidence in vegetarians: a meta-analysis and systematic review. Ann NutrMetab).
Entonces, dejo a los lectores un análisis a realizar con criterio puramente científico: se puede concluir que, si un estado nutricional es teóricamente inadecuado pero, al mismo tiempo se demuestra que este "inadecuado estado nutricional teórico" se corresponde con un mejor estado de salud comparado "con el que debería ser" (teóricamente), entonces esos conceptos teóricos deben comenzar a ser reformulados (por no decir rechazados) para adecuarlos a la realidad de los hechos. Esto es: para teorizar en función de la realidad (para evitar construir dogmas irracionales, que tanto daño nos hacen).
Fuente: Dr. Cristian Megyes, Farmacéutico y Bioquímico.